TIJUANA BC (SBC).- La capacitación para respuesta a emergencias químicas o tecnológicas es una tarea permanente en la que no se puede bajar la guardia, de manera que ser capaces de responder con oportunidad para contener y minimizar los riesgos e impacto a la comunidad es una prioridad.
Así lo consideró el ingeniero José Carmelo Zavala Álvarez, director del Centro de Innovación Ambiental (CIGA), afirmando que la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) es la autoridad que coordina estos esfuerzos a nivel nacional y recién el pasado 13 de julio se realizaron simulacros simultáneos en todo México.
“El entrenamiento, los simulacros y el equipamiento son parte de las tareas que deben tenerse presentes; se requiere un inventario de capacidades humanas, equipamiento, comunicación, agencias, mandos, jerarquías, todo lo que permita una toma de decisiones en tiempo real, ello puede ser la diferencia para evitar desgracias mayores”, dijo.
Zavala Álvarez, quien es también vicepresidente de Gestión Ambiental en la Cámara Nacional de Comercio (Canaco) de Tijuana, destacó que esta región fronteriza es particularmente sensible a este tema, al ser ensayo de los protocolos de ayuda mutua en caso de una contingencia química o tecnológica en la proximidad de la frontera.
Remarcó que deben elaborarse los informes pertinentes y tomarse medidas para evitar que se repita la experiencia del pasado 8 de julio, cuando un incendio iniciado en pastizales del bulevar 2000, en Tijuana, se expandió a un centro de acopio de llantas propiedad del gobierno estatal, afectando la calidad del aire y la salud pública.
“La quema de llantas a cielo abierto tiene un impacto en la calidad del aire que rebasa con mucho a las emisiones de todos los carros en Tijuana, es algo mucho más tóxico; los líquidos que resultan del incendio son residuos peligrosos que contaminaron el suelo, así que la Profepa, en el ámbito de su competencia, tiene un informe qué hacer”, recalcó.
Hay responsabilidad del gobierno de Baja California, añadió, porque es un centro de acopio donde se cobra por el resguardo de las llantas y es obvio que las medidas preventivas aplicadas no fueron suficientes; ahora esperemos el informe de la Oficialía Mayor del gobierno estatal, por los recursos cobrados y no aplicados específicamente en el tema.
“Se requiere que la Secretaría de Protección al Ambiente (SPA), dependencia del gobierno estatal, informe del impacto ambiental que dejó la quema de más de 100 mil llantas; ¿qué pasó con los protocolos de reacción?, ¿funcionaron?, ¿se advirtió a los vecinos del riesgo, de la lista de contaminantes a los que fueron expuestos?”, cuestionó.
Recordó que las emisiones al aire provenientes de la quema de llantas a cielo abierto son más tóxicas que las emisiones contaminantes de los vehículos, por lo que pueden resultar más mutagénicas, es decir, que tienen más capacidad de alterar la información genética de un organismo e incrementar la frecuencia de mutaciones por encima del nivel natural.
“Algunos reportes estiman que las emisiones de las quemas de llantas a cielo abierto son 16 veces más mutagénicas que la combustión de madera residencial (leña) en las chimeneas caseras; un incendio de llantas a cielo abierto representa peligros agudos a corto plazo y crónicos a largo plazo para la salud de los bomberos y los vecinos”, afirmó.
Agregó que, según sean la duración y el grado de exposición, los efectos a la salud podrían incluir irritación a la piel, ojos y membranas mucosas, trastornos a las vías respiratorias, sistema nervioso central, depresión y hasta cáncer, por lo que es importante tomar medidas preventivas que eviten incendios como el del pasado 8 de julio en Tijuana.
Dijo que el Scrap Tire Management Council, un organismo creado por la industria norteamericana de llantas, marca parámetros de diseño para el almacenamiento, como: limitar la altura de los montones de llantas a 6 metros con dimensiones máximas de 76 metros por 6 metros; ubicar los bordes de la pila a al menos 15 metros de la cerca del perímetro y librar esta área de obstáculos o vegetación.
Recordó que, así como en otros años, el pasado jueves 12 de julio la Canaco de Tijuana fue sede del taller “Materiales Peligrosos y Respuesta a Emergencias Químicas”, organizado por la Profepa, previo a los simulacros realizados el viernes en todo el país por el Día Nacional para la Preparación y Respuesta a Emergencias Químicas (Dinapreq).
El taller estuvo encabezado por el subdelegado de Profepa en Baja California, Daniel Yáñez, así como por el ingeniero José Carmelo Zavala Álvarez como vicepresidente de Gestión Ambiental de la Canaco, contando con el patrocinio de BIOSEA, empresa de manejo de residuos que dirige la ingeniera químico Jessica Castañeda.
El biólogo Daniel Arturo Yáñez Sánchez, subdelegado de Inspección Industrial de la Profepa en Baja California, expuso “Las emergencias químicas en México y el Dinapreq”; autoridades de Protección Civil y Bomberos de Tijuana sus planes de contingencias ante emergencias químicas, y Availed su plan de respuesta a emergencias químicas en planta.
José Carmelo Zavala enfatizó que debe mantenerse la guardia en alto, la comunicación de riesgos, la ayuda mutua y la capacitación, y recordó que hay casos históricos de los que es posible aprender, tales como el desastre de Bhopal, en la India, el 3 de diciembre de 1984, originado al producirse una fuga de isocianato de metilo en una fábrica de pesticidas.
Asimismo, la plataforma de la British Petroleum en el Golfo de México, el barco Exxon Valdez en Alaska, Anaversa en Veracruz, la minera en Cananea; en el ámbito regional, citó el incendio de Pinturas Sherwin Williams en Tijuana, el incendio de cartoneras en Mexicali y Tijuana, y los robos de equipo radioactivo en Ciudad Juárez y el Estado de México.