Han pasado dos días desde que un aluvión barriese los barrios del centro-oeste de Quito.
Las cifras más recientes hablan de 24 personas fallecidas, al menos 52 heridas y 12 desaparecidas, según fuentes del Servicio Nacional de Gestión de Riesgos y Emergencias de Ecuador consultadas por BBC Mundo.
No se descarta que estos números aumenten a medida que los grupos de rescate y las autoridades hagan las labores de limpieza en la zona.
El alud de lodo afectó a unas 348 personas y dañó 38 viviendas, según dijo el alcalde de Quito, Santiago Guarderas, en una declaración a los medios tras una reunión con el Comité de Operaciones de Emergencia del Distrito Metropolitano.
El 31 de enero, un aluvión afectó el sector de La Gasca, en el costado noroccidental de la capital ecuatoriana. Según las autoridades, el mismo fue causado por las fuertes lluvias que han venido cayendo sobre la ciudad y alrededores.
Lodo, escombros, y hasta autos fueron arrastrados por el agua. En las redes sociales, los testigos en la zona y medios ecuatorianos compartieron videos de la escena.
“Por favor, ayuden a difundir. Hay un aluvión en La Gasca. Hay gente gritando por arriba. Se cayeron todos los alambres de luz. No sabemos qué va a pasar”, dice una mujer en uno de los videos difundidos.
Pero ¿qué es un aluvión y qué hizo que el de esta semana en Ecuador tuviese este impacto?
¿Qué es un aluvión?
Un aluvión es un flujo de barro u otro material donde el agua arrastra material suelto por una ladera, quebrada o cauce, destaca la página web de la Oficina Nacional de Emergencia del Ministerio del Interior y Seguridad Pública de Chile.
Puede darse ya sea porque el cauce tenga agua permanentemente o esté seco, tal como explica a BBC Mundo Jorge Bustillos, ingeniero geólogo y docente investigador de la Universidad Central de Ecuador.
Pero en ocasiones, como cuando llueve en grandes cantidades, el agua y el material sólido suelto “pueden sobrepasar la capacidad del cauce”, resultando en un desbordamiento.
El aluvión no necesariamente tiene que fluir por el cauce, sino que abarca e inunda otras zonas sin control, arrastrando lo que encuentra a su paso dependiendo de la intensidad; siempre fluyendo ladera abajo por acción de la gravedad.
Causas naturales
Hay factores naturales a tomar en cuenta para entender el aluvión en Quito.
El primero es que la ciudad se encuentra muy cerca de las faldas del Pichincha. Y el área más impactada se encuentra justamente en una zona conocida como las laderas del Pichincha.
“Quito es una cuenca, un hueco donde antiguamente había un acuífero que servía de agua a la gente”, dice Bustillos.
Pero en días recientes, Quito registró lluvias más fuertes de lo normal. Llegaron a caer hasta 75 litros por metro cuadrado, lo que representa el registro más alto desde 2003.
El alcalde Guarderas se refirió a esto como un “fenómeno natural extraordinario”.
En un comunicado oficial, la Alcaldía de Quito dijo que el registro de lluvias hizo que se produjese un embalse en la quebrada El Tejado, provocando un deslizamiento de rocas y lodos. Los materiales y escombros sobrepasaron las estructuras de captación.
Uno de los embalses construidos para captar el agua de lluvia en la montaña, con capacidad de 4.500 metros cúbicos, se desbordó porque se calcula una acumulación de 20.000 metros cúbicos, explicó el alcalde.
Urbanismo no planificado
El director general del Servicio Nacional de Gestión de Riesgos, Cristian Torres, le dijo a BBC Mundo que las causas del aluvión están por determinarse y que mencionarlas en este momento sin la investigación requerida sería adelantar conclusiones.
Sin embargo, Bustillos asegura que hay factores generales que hay que toman en cuenta para entender lo ocurrido. Y uno de ellos es la urbanización.
Los cauces y quebradas que tenía Quito, especialmente en la zona noroccidental, han sido rellenados para permitir la construcción de edificios y obras por el crecimiento poblacional.
Y esa cuenca de la que habla Bustillos está ahora urbanizada y pavimentada.
“Como está urbanizado, está pavimentado, adoquinado, esa agua no tiene donde irse y se va a los sumideros, donde los alcantarillados no tienen capacidad suficiente para esa agua y se desbordan”, dice Bustillos.
Esta pavimentación ha hecho que el suelo quede “impermeabilizado”, dice el especialista. Entonces cuando llueve o se desborda el agua, la tierra no absorbe. Como consecuencia, el agua fluye, añadiendo cada vez más líquido y material sólido.
Con más de 3 millones de habitantes en su zona metropolitana, Quito es la ciudad más poblada de Ecuador.
Deforestación
La deforestación es otro factor importante a tener en cuenta, añade Inty Grønneberg, doctor en Ecosistemas de Innovación ecuatoriano. En la zona de las laderas del Pichincha se han reemplazado las plantas y árboles endémicas por eucalipto, lo que no permite el crecimiento de especies nativas, indica.
Y es que hace muchos años, la cobertura vegetal del área era muy distinta a la que hay actualmente. Pero con el asentamiento humano, esta cobertura ha sido reemplazada.
“Si ves las laderas del Pichincha, gran parte es Eucalipto”, dice Grønneberg. “El crecimiento de la ciudad se va expandiendo cada vez más hacia arriba, hacia las laderas. Asentamientos como barrios, que no han sido bien planificados”.
La deforestación ha estado descontrolada en la zona occidental de Quito, aseguran las fuentes consultadas por BBC Mundo. Y las faldas del volcán Pichincha que están detrás de La Gasca han perdido sus bosques protectores.
“Por algo se llaman bosques protectores”, dice Bustillos, señalando que le vegetación original otorgaba una protección frente a fenómenos como los aluviones.
Ante lo ocurrido, el alcalde Guarderas dijo que se debe preparar un plan integral de protección de las laderas de la montaña, que al final supondrá un proceso de reforestación en la zona, según dijo la agencia de noticias EFE.
¿Qué pueden entonces hacer las autoridades y los ciudadanos para evitar que hechos como los aluviones no vuelvan a ocurrir o para al menos minimizar el impacto?
Es difícil pensar en una solución sencilla y definitiva, teniendo en cuenta que las casas ya están construidas y el suelo degradado y pavimentado.
Bustillos destaca que es importante proteger los bosques protectores y una mejor planificación de la ciudad.
Pero destaca también que la ciudad tiene obras de mitigación, contención y contingencia para este tipo de eventos que han sido muy elaborados y planificados “pero que no han recibido mantenimiento”.
Por su parte, Grønneberg destaca que es vital tomar acciones urgentes en el corto y mediano plazo ya que un evento similar podría ocurrir en el futuro.
“Los informes de cambio climático indican que tendremos más lluvias”, puntualiza. “Nos preocupa es que estos eventos se van a dar más, porque seguimos destruyendo el bosque protector”.
“Si no tenemos un control claro y certero de que no se puede construir en las laderas, ese avance (de la población) nos va a quitar la protección en una ciudad que cada vez más va a recibir lluvia y por ende va a tener más deslaves”.