1,832. Ese era el saldo total de muertes por coronavirus en Ciudad de México durante la primera ola, según los datos oficiales.
La primera muerte había sido anunciada a mediados de marzo de 2020 y esta cifra fue publicada a fines de mayo.
Pero, entre algunos, despertó dudas.
“Teníamos una tasa de mortalidad muy alta, alrededor del 8% en comparación con el 1% en el resto del mundo”, le explicó a la BBC la consultora económica Laurianne Despeghel que, ante la duda, se tornó en una especie de detective de datos.
Esa alta tasa de mortalidad no se debía a que el coronavirus fuera más peligroso en México, sino a que se hacían muy pocas pruebas.
Ese mayo, México se ubicaba casi al final del rango de número de pruebas entre los países latinoamericanos, con solo 99 pruebas por cada 100,000 habitantes.
“Así que probablemente había muchas personas que estaban muriendo de coronavirus y no estaban siendo etiquetadas como tal”.
Exceso de muertes
Como no se hacían muchas pruebas, era muy difícil averiguar cuántas personas realmente estaban siendo afectadas por covid-19, pero un evento del pasado le dio a Despeghel una idea para averiguar lo que necesitaba saber.
“Cuando era joven en Francia, hubo una ola de calor y mucha gente murió y la única forma de saber el alcance del fenómeno fue comparando ese año con otros”.
Es sencillo, si cuentas con los datos: lo que haces es tomar la cifra de las muertes del período actual y la comparas con los números típicos en años anteriores. La diferencia se conoce como “exceso de muertes”.
Debido a que a muchos países les ha sido difícil llevar a cabo pruebas suficientes -de hecho, a casi todos los países en la primera ola-, el exceso de muertes le permite a los expertos ver el impacto de la pandemia.
Y es una cifra que incluye no solo las muertes directas, sino también las indirectas.
En busca de los números
El problema era que México sólo publica cifras oficiales de mortalidad en octubre siguiente a un año calendario completo. Por lo tanto, el exceso de muertes en marzo y abril de 2020 solo se informaría hasta octubre de 2021.
Despeghel no se iba a dar por vencida y unos amigos en común le presentaron al ingeniero de software Mario Romero, otro geek a quien le intrigaba el tema.
Juntos decidieron determinar por sí mismos las cifras de exceso de mortalidad en la capital del país, la Ciudad de México.
“Laurianne encontró un sitio web en el que cualquiera podía solicitar una copia oficial de un certificado de nacimiento o defunción”, cuenta Romero.
“Empezamos a jugar con él, básicamente tratando de averiguar cómo funcionaba”… y, de repente, se dieron cuenta de algo que les resultaría muy útil.
La forma en la que numeraban los certificados era muy sencilla: “el primer certificado de defunción registrado a principios de año era el certificado número uno para esa oficina de registro, y luego dos, tres o cuatro y así sucesivamente”.
Y, aunque había más de 50 oficinas de registro en toda la ciudad, todas utilizaban el mismo sistema.
Eso significaba que si podían determinar cuál era el certificado con el número más alto, tendrían la cifra de muertos en esa zona en lo que iba del año.
Pero para saber cuál era, tenían que irle solicitando al sitio web un certificado tras otro hasta que les respondiera que el último que habían solicitado no existía, lo que implicaría que el anterior era el más reciente.
Una tarea larga que le dejaron a un programa que creó Romero, “un algoritmo de búsqueda binaria, que hacía conjeturas cada vez más refinadas”.
Dejaron que el programa se ejecutara, pasando por cada oficina de registro.
“Luego agregamos todo y nos dio lo que pensamos que era un recuento de muertos para 2020”.
Para estar más seguros, pusieron a prueba el programa fijándose en los datos publicados oficialmente de años anteriores, “2017 y 2018, en ese momento, para verificar si nuestros números coincidían con los números publicados oficialmente, y lo hicieron”.
8,000 personas
Despeghel y Romero estimaron que si bien el número total oficial de muertos el 20 de mayo fue de 1,832, en realidad 8,000 personas más habían muerto de lo que se hubiera esperado durante este período.
Si las cifras del gobierno eran certeras, eso significaba que en Ciudad de México el 25% del exceso de muertes durante la primera ola se debían al coronavirus.
Para poner eso en perspectiva, el número oficial de muertes por covid-19 en Reino Unido en el mismo período fue el 80% del total de exceso de muertes. En Italia, aproximadamente el 70%.
O para decirlo de otra manera, en México había habido cuatro veces más exceso de muertes que muertes oficiales por coronavirus durante los dos meses en los que la primera ola alcanzó su punto máximo.
Para ser precisos…
Ese exceso de muertes no necesariamente habían sido directamente por covid-19, pero Despeghel y Romero creían que era al menos un resultado indirecto de la pandemia.
“La forma de pensarlo es decir que este es el número de muertos de la pandemia”, aclara Despeghel.
“Incluye personas que murieron directamente de covid-19, así como personas que debido a la crisis por el coronavirus, no pudieron conseguir una cama en el hospital, o tuvieron miedo de ir a un hospital por otra enfermedad, temiendo contraer covid”.
Escribieron sus hallazgos y los publicaron en un blog de datos para la revista mexicana Nexos. Su informe causó un gran revuelo y sus números fueron recogidos por otros medios de comunicación.
Unos meses más tarde, las autoridades comenzaron a compilar sus propias cifras de exceso de mortalidad que, para alivio de Despeghel y Romero, eran muy similares a las que el par de detectives de datos habían producido.
Y les complació que sus esfuerzos hubieran sido asumidos por las autoridades.
“Logramos cambiar un poco el debate de la cifra oficial de muertos por coronavirus al exceso de muertes que no solo está relacionado directamente con covid-19, sino también indirectamente”, le dijo la economista a la BBC.
Lo que encontraron terminó siendo parte de un patrón similar en otros países de América Latina, como Perú y Bolivia.
Las cifras de exceso de muerte han mostrado que el efecto de la pandemia sobre la mortalidad es mucho mayor de lo que indica el número confirmado de muertes por coronavirus.