Por: Arturo Ramirez
IRRESPONSABLES. Desde el día 11 de diciembre del año pasado, se presentó una denuncia en la Fiscalía por el delito de abuso de autoridad, uso ilegal de la fuerza pública y demás que resulten, sin que hasta la fecha ni siquiera se haya citado a la víctima a realizar la respectiva comparecencia. Esto demuestra la irresponsabilidad del Agente del Ministerio Público encargado de llevar la carpeta respectiva y de la indudable protección hacia los policías municipales que torturaron a la víctima.
OMISOS. Algo malo y obscuro debe estar pasando en la Fiscalía, sobre todo en la Unidad Especializada Contra el Servicio Público y el Adecuado Desarrollo de la Justicia. Es en éste lugar donde se interponen las denuncias en contra de la Policía Municipal en donde existen cientos de carpetas de ciudadanos que son robados, golpeados, torturados, cargados de droga, etc., que lamentablemente duermen el sueño de los justos. Extrañamente en raras ocasiones éstas denuncian llegan hasta la comparecencia del inculpado ante un juez penal.
INVESTIGACION. Todo parece indicar que también el Agente Ministerial Juan José Espino, encargado de investigar la denuncia respectiva, cómodamente la trae archivada en la cajuela de su vehículo, pues es éste lugar donde se van archivando y traspapelando todas las denuncias que se les entregan para realizar la investigación correspondiente. La disculpa frecuentemente es que no tienen gasolina, que el vehículo esta descompuesto, que no encontraron el domicilio, etc. La realidad es que les importa un comino su trabajo.
GRAVE. Gracias a la irresponsabilidad del Agente del Ministerio Público y del Investigador de hacer caso omiso a la denuncia correspondiente que es la 37-2017-0044157, nuevamente los policías denunciados bajo el mando de una, a quien llamaron Comandante, se volvieron a presentar a su domicilio para amenazarlo y golpearlo. Solamente que ahora uno de ellos iba encapuchado y sin uniforme policiaco. La defensa del Ministerio Público es que la víctima debió haberse presentado a ratificar su denuncia, pero JAMAS se le ha citado como marca el protocolo y es necesario mencionar que ya han pasado casi dos meses de que se presentó la denuncia y los policías municipales torturadores, ni siquiera han sido llamados a dar su declaración correspondiente.
IGUALITO. Lo mismo ocurre en la Comisión de Derechos Humanos Estatal, pese al tiempo transcurrido no ha pasado absolutamente nada, aunque la realidad es que no son autoridad para sancionar, solamente para exhortar, sin que signifique que les hagan caso. El problema es que la víctima se siente desamparada e imposibilitada de realizar su trabajo normalmente por temor a ser víctima de alguna venganza por parte de los policías municipales inculpados ante la Fiscalía.
CAMBIOS. El Coordinador General Ulises Pacheco, debe tomar muy en cuanta ésta situación y realizar los cambios necesarios de éste personal, que tal vez se encuentre hastiado y fastidiado de estar en el mismo lugar durante mucho tiempo y por ello descuide la función para la cual fue designado. Sabemos que Pacheco está al pendiente de que estas situaciones no ocurran y por ello, sobre todo tratándose de asuntos que requieren de una pronta solución, sean atendidos como corresponde.
TORTURA. Lo más grave de la denuncia fue la tortura que se cometió en contra de la persona a quien acusaron de vender droga, sin que se le pudiera comprobar ya que fue detenido a una cuadra de su domicilio. Se le llevó hasta la antigua estación de transferencia, ubicada frente a las oficinas de gobierno del Eje Vial Juan Gabriel, donde seis policías, al mando de una comandante gorda y chaparra, lo torturaron aplicándole una bolsa de hule sobre su cabeza, echándole agua por la nariz y la boca, golpeándolo salvajemente en el estómago y los riñones durante casi una hora.
EVIDENCIAS. En la Fiscalía y en Derechos Humanos, existen las fotografías correspondientes de las agresiones que sufrió por parte de los policías municipales, quienes además, le robaron la cantidad de 5 mil pesos aproximadamente y todavía éstos rateros, se pelearon por 35 pesos de cambio que traía en su bolsa. Los cinco mil pesos la mencionada comandante gorda y chaparra, los repartió entre todos en presencia de la víctima, preguntándole si no tenía más dinero en su casa.
AMENAZAS. La llamada comandante, se ha encargado de hacerle llegar amenazas indicándole que no se la va a acabar, que no sabe quien es ella, que lo van a levantar y lo van a tirar en el camino real. Por este motivo la víctima se encuentra molesto pero asustado, pues teme que de nuevo acudan a su domicilio y lo “carguen”. Incluso, ya no desea interponer otra denuncia por las nuevas amenazas, ya que teme ocurra lo mismo que son su anterior denuncia, que hasta ahora duerme el sueño eterno.
JUSTICIA. Lamentablemente el problema de la aplicación de la Justicia de manera rápida y expedita, es nacional y no solamente en nuestro Estado. Las leyes se han vuelto laxas y cada vez que se reforman quedan de mal en peor, pues todo parece indicar que lejos de proteger a la víctima se protege al delincuente. La confianza ciudadana en las leyes se ha perdido, pues se sabe de antemano que la cárcel solamente la pisan los más pobres, simplemente porque no tienen manera de defenderse.
POLICIAS. Existen cientos de denuncias en contra de la policía municipal y raramente alguno de estos policías denunciados pisa la cárcel, ellos lo saben bien y ya han encontrado la manera de su defensa, sobre todo cuando cuentan con la protección de los Agentes del Ministerio Público como en el caso arriba citado. Por ello es que muchas denuncias no se realizan, para qué dicen, si ni caso nos van a hacer y esto al mismo tiempo permite que se continúen realizando torturas, detenciones ilegales, secuestros, robos, etc.