* Productos dietéticos, tienden a acelerar sus efectos.
* Su consumo frecuente afecta el sistema nervioso central.
* Combinarlos con alimentos grasosos, incrementa el riesgo.
TIJUANA, B. C. (SBC).- Consumir refrescos dietéticos con frecuencia, implican un riesgo importante para la depresión, considerada como una de las enfermedades más frecuente en la actualidad, con la estimación de que en el mediano plazo ocupe un lugar preponderante de discapacidad, después de los padecimientos cardiovasculares.
Su manifestación más evidente es un cambio abrupto en el estado de ánimo; puede manifestarse con tristeza, pérdida de interés o placer, sentimientos de culpa, falta de autoestima y concentración; sensación de cansancio con trastornos de sueño y/o apetito.
El doctor Luis Fernando Martínez Angulo, director de la Unidad de Medicina Familiar (UMF) número 34 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Tijuana, explicó que la depresión afecta el desempeño laboral y escolar, así como también las relaciones interpersonales.
“Cuando es leve, se puede tratar sin necesidad de medicamentos, pero si es considerada moderada o grave, se requiere terapia profesional y medicamentos”, agregó.
La alimentación diaria influye directamente en la salud y el estado de ánimo, por lo que dependiendo de ésta, es posible caer en depresión.
Ante este panorama, el especialista del IMSS exhortó a tratar de evitar refrescos que provocan respuestas adictivas en el cerebro, debido a que al igual que con el consumo de drogas y tabaco, éstos contienen saborizantes, conservadores y complementos con efectos nocivos para la salud.
Por ejemplo, dijo, los endulzantes artificiales, ocasionan depresión del sistema nervioso, ya que frenan la producción de serotonina y dopamina, causando ataques de ansiedad.
Sin embargo, dijo, no sólo las gaseosas son un riego para la salud, los alimentos procesados, como las carnes, embutidos, chocolate y postres azucarados, contienen sustancias químicas nocivas que favorecen la aparición de enfermedades cardiovasculares e inflamación.
Las comidas fritas son grasas saturadas que contribuyen a desarrollar conductas depresivas por las reacciones químicas que provocan en el cerebro, su consumo en exceso aumenta la producción de moléculas como la citonina, que reduce la de serotonina, encargada de generar un estado de bienestar.
Los cereales refinados, lácteos altos en grasa, refrescos y bebidas con alcohol, consumidos en exceso interfieren con los receptores del sistema nervioso y resultan dañinos para el organismo.
Estos alimentos, aunado al estrés diario, precisó el doctor Martínez Angulo, son factores que favorecen el desarrollo de la depresión. Sin embargo, es posible prevenirla a través del ejercicio, actividades recreativas y con una alimentación saludable, lo ideal es consumir más frutas, vegetales y pescado, a fin de contrarrestar los síntomas.
Es necesario llevar una dieta sana, no consumir alimentos con altos contenidos de grasas y azúcares refinados, puntualizó el director de la UMH número 34 del IMSS.