TIJUANA, B.C., (SBC).- El Gobernador del Estado, Jaime Bonilla Valdez, abordó un helicóptero oficial y sobrevoló los cauces del Río Tijuana y del Arroyo Alamar, para constatar que el desazolve de ambos cauces está en un avance del 99%, como lo reportó el titular de la SEPROA, Salomón Faz Apodaca, en la videotransmisión matutina.
Durante el sobrevuelo, comentó que es evidente que los desarrollos habitacionales y complejos industriales asentados en las márgenes del Corredor 2000, carecen de plantas tratadoras de aguas negras y las descargan de manera indiscriminada en los arroyos que van a dar al Río Tijuana.
Hizo ver que los arrastres del Río Tijuana que son descargados al otro lado de la línea fronteriza, seguirán contaminando porque contienen las aguas residuales que las industrias y los desarrollos habitacionales, no reciben tratamiento en instalaciones propias y apropiadas como es y debe exigirles el Gobierno del Estado.
En cuanto a la limpieza de la canalización, confirmó que está a punto de concluir con la participación de 4 empresas contratadas con un presupuesto de $90 millones de pesos, luego de haber presentado la propuesta a la CONAGUA, la dependencia federal a la que le correspondería darle mantenimiento a los canales de ambos afluentes mayores, como también debe prevenir y evitar que los arroyos sean invadidos o explotados por particulares que extraen arena, piedra y otros materiales.
A lo largo de los doce kilómetros de longitud del canal del Río Tijuana, construido en la década de los años 70´s, el mandatario apreció la imagen de limpieza que ofrece luego de mes y medio de arduo trabajo con maquinaria y camiones para retirar miles de toneladas de materiales, incluyendo tierra, arena, basura, llantas y vegetación que conformaban “montañas” que alcanzaban hasta 2 metros de altura.
Hizo la observación de que ya están muy avanzados en esta titánica tarea, todavía falta limpiar los arroyos laterales y colectores pluviales que desembocan en el Río Tijuana, para conducir las aguas de manera segura, pero sin que contengan las aguas residuales contaminantes de empresas que indebidamente están conectados sus tuberías a la infraestructura pluvial que, cuando no llueve, deberían estar secas.