Rafael Caro Quintero se quedó sin dinero. Al menos, eso es lo que alega el fundador del Cártel de Guadalajara, quien alguna vez se ofreció a pagar la deuda externa: “Si me liberan… si me dejan libre… yo pago la deuda externa”, dijo años atrás.
Pese a que Estados Unidos lo señala todavía como uno de los operadores del cártel de Sinaloa con gran poder y de contar con negocios activos en diversas partes de México a través de prestanombres, además de lavar dinero, el narcotraficante aseguró esta semana que ya no tiene recursos económicos.
Ante el Primer Tribunal Colegiado en Materia Penal de la Ciudad de México, el capo alegó “insolvencia” y dijo tener más de 60 años de edad, además de ni siquiera estar pensionado ni jubilado.
“Y como hecho notorio aduce encontrarse sustraído de la acción de la justicia, lo que le impide -dice- laborar o desempeñar alguna actividad por la que pueda adquirir recursos económicos”, detalla un escrito presentado por sus abogados.
Lo anterior se suma a la petición que realizó al Tribunal Federal para que aplace la discusión que definirá si debe o no ser extraditado a Estados Unidos, y que un magistrado sea declarado impedido para participar en la deliberación del caso.
Durante 35 años Caro Quintero ha evadido a la justicia estadunidense que busca juzgarlo por el homicidio del agente de la DEA, Enrique Camarena Salazar, delito cometido en 1985.
Pero la pregunta que queda abierta es qué ocurrió con su fortuna. Caro Quintero fue, probablemente, el primer narcotraficante mexicano en alcanzar una fortuna de varios cientos de millones de dólares, dinero con el que adquirió propiedades por todo el país e incluso en Centroamérica y que le permitió tejer una red de complicidades que escalaba hasta los escalones más altos del gobierno mexicano.
Para dimensionar el tipo de fortuna de Caro Quintero, vale la pena recordar el tamaño de la incautación de mariguana en su rancho, El Búfalo, recientemente llevada a la pantalla en la serie Narcos de Netflix. El decomiso, llevado a cabo en 1984, le hizo perder mota valuada en más de 3.5 mil millones de dólares.
En 1984 la deuda externa de México ascendía a 14 mil millones de dólares, de acuerdo al Banco Mundial; quizá Caro Quintero no podría haberla pagado, pero vaya que la habría reducido.
Como fuere, para Washington Caro Quintero dista de ser el anciano sin recursos que alegó esta semana. Apenas el año pasado la fiscalía del distrito este de Nueva York detalló que el capo poseía ocho propiedades en México, entre las que hay mansiones, bodegas y ranchos.
Por ello, presentó una demanda para incautar las propiedades que supuestamente compró con ganancias provenientes del narcotráfico.
Actualmente Caro Quintero, ya de 67 años, está prófugo después de haber sido dejado irregularmente en libertad por un juez en 2013, cuando cumplía una condena de 40 años de cárcel, de los cuales había pagado 28.