Con un cinematográfico operativo de seguridad, el gobierno de Uruguay entregó a Gerardo González Valencia, El Lalo, a autoridades de Estados Unidos para cumplir con la orden de extradición solicitada en 2016 por un juzgado de Columbia.
En aquel momento, el ex procurador general de Estados Unidos, Jeff Sessions, anunció la orden de captura contra El Lalo y otros diez miembros del Cártel Jalisco Nueva Generación.
“El CJNG es responsable del tráfico de toneladas de cocaína, metanfetamina y heroína con fentanilo en Estados Unidos, específicamente en el área de Los Ángeles, así como de la violencia significativa en México”, dijo el ex funcionario.
Pero, para entonces, Gerardo González Valencia ya no estaba en México sino al sur de América Latina. Primero se instaló en Argentina y luego en Uruguay, para lavar el dinero en ambo países obtenido por el tráfico de estupefacientes en Estados Unidos.
De hecho, cuando México y Estados Unidos no tenían en el radar al CJNG y mucho menos a su brazo financiero Los Cuinis, investigadores argentinos lo descubrieron operando en uno de los barrios más exclusivos de la Ciudad de Buenos Aires junto a su enorme familia.
MILENIO contó en marzo que la presencia en Argentina de los González Valencia, familiares directos de Nemesio Oseguera Cervantes, El Mencho, fue confirmada el 10 de marzo de 2009 cuando tres emisarios de González Valencia amenazaron de muerte a los policías que pidieron los papeles del auto que acababan de chocar.
Ese accidente de tránsito fue el principio del fin del negocio que González Valencia había abierto en secreto en Buenos Aires. El juez Néstor Barral y el fiscal Sebastián Basso determinaron que el mexicano lavó 1.8 millones de dólares en una tienda comercial.
Pero cuando los investigadores lo acorralaron con más pruebas, González Valencia cruzó el Río de la Plata para instalarse con su familia en Uruguay. Allí también lavó dinero del narcotráfico, pero esa vez ya no pudo escapar; los policías lo detuvieron el 23 de abril de 2016.
En la cárcel llegó a amenazar con colgar de un puente al ex ministro del Interior, Eduardo Bonomi, por el trato recibido. Aunque contaba con una orden de extradición de México y Argentina, Uruguay decidió entregar al capo de las finanzas del CJNG a Estados Unidos.