Obliga pandemia a conmemorar un “día de la tierra” diferente: CIGA

TIJUANA BC (SBC).- Este miércoles 22 de abril es el Día Internacional de la Madre Tierra y no fuimos requeridos, ella se festeja sola, sin nosotros, grosera actitud porque nosotros le inventamos el día para honrarla, pero no nos creyó y ahora parece estar en mejor condición con el encierro humano y la economía pausada producto de la pandemia.

Así lo dijo en entrevista el maestro en Bioingeniería José Carmelo Zavala Álvarez, fundador del Centro de Innovación y Gestión Ambiental (CIGA), afirmando que el llamado a quedarse en casa es un privilegio de tal vez la mitad de la población, pero la otra mitad sale cada día para sobrevivir, pese al gigantesco esfuerzo de distribuir despensas y recursos.

“Según la Coparmex, el trabajo desde casa o a distancia en empresas con operaciones en la Ciudad de México aumentó 28% la productividad; claro que no todos los trabajos pueden hacerse a distancia, pero esto podría romper el paradigma de los horarios, ayudaría al tráfico en las ciudades, podría explorarse una modalidad parcial con horarios escalonados”, opinó.

En la Tierra hay un confinamiento humano, explicó, pero sus otros animales están de fiesta y no lo ocultan paseando con “arrogancia”, recuperando espacio sin importarles la “supremacía” de la especie “inteligente”, de nosotros depende si entendemos el mensaje que nos trae el virus o sólo queremos matar a este microscópico mensajero.

“Se ven animales silvestres de paseo en las ciudades y avistamientos extraordinarios en playas o vecindarios; la poderosa resiliencia de la naturaleza se expresa; ésta puede ser la metodología descubierta con el virus: pausar la economía de forma intermitente y periódica, con encierros humanos por tiempo planeado, podría ser menos traumático”, consideró.

En cuanto a los mercados de animales silvestres vivos o los llamados “mercados húmedos”, expresó que son actividades que sin duda deben ser suspendidas, dado que las condiciones de cautiverio, sacrificio y consumo son el origen del 70% de las enfermedades virales, que se trasladan por caminos aún desconocidos desde la vida silvestre hasta el humano.

“La respuesta es la sustentabilidad y más énfasis en lo transversal, construir alianzas entre actores diferentes; políticas y decisiones que eran inimaginables hace unos meses hoy están siendo probadas: aislamiento, repensar la movilidad y lo masivo”, recalcó.

Destacó que los sectores de la economía más golpeados con la pandemia son los que están mostrando ser no esenciales y, para ser aceptados socialmente, deben redireccionarse a un horizonte sustentable, por lo que quizá algunas actividades económicas no regresen.

“¿Ocupamos más carros? Tenemos mil millones y fabricamos 100 millones al año, sería más inteligente que los ya construidos fueran reconvertidos a gas natural o eléctricos, así tendrían menos huella ecológica”, el egresado del Programa de Estudios Avanzados en Desarrollo Sustentable de El Colegio de México y la Fundación Rockefeller (LEAD-México).

¿Necesitamos fabricar más ropa de moda?, continuó, quizás reusar puede ser la opción y qué decir de los teléfonos celulares, hay que distinguir entre lo cosmético y lo necesario, así construiremos la era postvirus, porque si no aprendemos la lección podría llegar otro virus.

“¿Qué actividades económicas no volverán? Quizá un criterio útil es tomar en cuenta a los giros amigables con el medio ambiente, los que hagan la cuenta completa de sus impactos y compensen para tener huella neutra, considerando huella de carbono o hídrica”, dijo.

Tristemente, remarcó, en Baja California no tenemos una red de estaciones de calidad de aire operando satisfactoriamente; sólo 5 de las 14 estaciones funcionan medianamente bien, ésta una tarea urgente para tener información, datos científicos, para la toma de decisiones.

“Hay información científica del impacto de la calidad del aire en la salud pública: 7 millones de muertes en el mundo es una tragedia invisible que hoy se hace evidente; el coronavirus es 15% más letal en ciudades con alta contaminación por partículas suspendidas menores a 2.5 micras, un contaminante que no medimos en todas las estaciones”, indicó.

Otra tarea pendiente, afirmó Zavala Álvarez, es el Programa de Verificación Vehicular Ambiental, esperamos en breve pueda ser relanzado, corrigiendo los errores pasados para que esté mejor articulado con las políticas públicas y logre resultados en la salud pública.

Opinó que la “normalidad” informativa de mostrar a diario el número de muertos, infectados, recuperados y hablar del riesgo en que están quienes tienen enfermedades crónicas, es una mercadotecnia muy efectiva para alertar a la gente de la propagación y disminuir el impacto.

“Podríamos crear un sistema informativo de este nivel para combatir con más éxito el cambio climático, proteger la biodiversidad, mejorar la calidad del aire; hablar, con rigor científico, de otros terribles fantasmas que, como la pandemia, amenazan a la humanidad”, propuso.

El conocimiento tradicional de los pueblos originarios, agregó, la armonía y conexión con la naturaleza, lo tenemos a la mano, podemos abrevar de la sabiduría de Kiliwas, Kumiais, Cucapah y Paipai, optar por agroecología contra agricultura industrial y economía de escala.

“Es un reto, pero es posible, ¿cómo retomar el camino con las gigantescas demandas de las mega urbes?, ¿cómo reubicar producción y población para reducir los impactos de grandes distancias entre recursos naturales y concentraciones de gente?; debemos distribuir mejor el bienestar, ¿a qué estamos dispuestos los de mayor privilegio?”, cuestionó.

La sustentabilidad es posible sólo si todos colaboramos, recalcó, de manera que la pesca no puede hacerse como si fuera minería, estamos sobrepasando la capacidad de carga de los ecosistemas marinos, estamos pescando sin considerar la resiliencia de las poblaciones marinas y avanzamos cada vez buscando mayor “extracción”, como si fuera minería.

“El mega turismo de alto impacto es un sector impactado en forma terrible por la pandemia, al reducir la movilidad y los vuelos; ahora la reflexión es qué debemos cambiar, cómo será el turismo del futuro, el turismo postvirus no puede ser el mismo”, dijo José Carmelo Zavala.

Apenas hace unos meses, finalizó, aumentar la densidad urbana parecía una buena idea, hoy en este alto debemos reflexionar si esto nos hace más susceptibles y vulnerables, el desarrollo urbano debe pensar en la salud y el bienestar de sus habitantes para tener ciudades más caminables, más áreas verdes, menos eventos y actividades de lo “masivo”.

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