TIJUANA BC (SBC).- Reciclar es bueno, reusar es mejor, pero reducir es urgente, por ello una tendencia global es pasar de la economía lineal a una economía circular, la cual permite reducir los impactos ambientales generados en la producción de bienes y servicios, al tiempo que mejora la calidad de vida de las personas.
Así lo expresó el ingeniero bioquímico Arturo Rodríguez Abitia, subprocurador a nivel nacional de Inspección Industrial de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), al participar como expositor en el Seminario Baja Sustentable “Economía Circular”, realizado hoy en la Cámara Nacional de Comercio de Tijuana.
Recordó que en una economía lineal el modelo básico consiste en producir, consumir y desechar, mientras que en una economía circular se busca completar los ciclos de vida de los materiales para evitar el desperdicio y reducir la cantidad de desechos, así como promover el reúso y el reciclaje.
Explicó que en una economía lineal se hacen nuevos productos con materias primas nuevas y los recursos no solo son cada vez más escasos, sino que no hay seguridad sobre su disponibilidad futura, además de que la generación de residuos va en ascenso y el reciclaje es parcial, pues solo en ciertos casos es rentable.
Destacó que el reciclaje juega un papel importante, pero no es suficiente y se deben tomar otro tipo de medidas, como el no desperdicio, el análisis del ciclo de vida, el ecodiseño y los sistemas de etiquetado ambiental, que son otras herramientas para promover que los ciclos de materiales y de energía puedan cerrar.
Citando un estudio realizado en 2015 por la Fundación Ellen MacArthur, comentó que en la Unión Europea los carros permanecen estacionados 92 por ciento del tiempo y cuando se usan mueven en promedio a 1.5 personas cada vez, mientras que 30 mil vidas se pierden en accidentes.
“Si tenemos un carro con capacidad para cinco personas, pero no utilizamos los cinco lugares de un carro, estamos sobrados de capacidad para la actividad que desarrollamos, y esta sobra de capacidad tiene un impacto ambiental importante”, expuso Arturo Rodríguez.
Añadió que, según el citado estudio citado, el 30 por ciento de los residuos que se envían a confinamiento en Europa se originan de la construcción; las oficinas se ocupan entre el 40 y 50 por ciento del día y existen 11 millones de hogares vacíos; además, 100 millones de toneladas de comida se desperdician al año, la mitad de ellas en la cadena de producción.
Recordó que el crecimiento poblacional aumentó la demanda de bienes y servicios, lo que implicó un mayor consumo de materias primas y energía, por eso el ecodiseño de productos es una vía que debe impulsarse para ahorrar y conservar energía y materiales, reducir efectos nocivos a la salud, promover el reúso y alargar la vida útil de los bienes.
En el acto protocolario inaugural, el licenciado Mario Escobedo Carignan, presidente de la Canaco de Tijuana, agradeció que esta cámara empresarial haya sido sede de un seminario que refuerza el conocimiento sobre la economía circular y comparte estrategias para afrontar los retos globales en materia de cambio climático.
“Múltiples actividades empresariales del sector están involucradas e inmersas en mayor o menor medida con los principios o características de la economía circular, nos interesa ser un sector referente en este aspecto, de ahí el interés de aportar nuestro granito de arena para hacer posible este seminario”, expresó.
Agregó que el cuidado, preservación y conservación del medio ambiente y de los recursos naturales del país no es responsabilidad exclusiva de los gobiernos ni se circunscribe solo a observar y cumplir el marco legal, sino que son tópicos que deben ser labor cotidiana y permanente de toda la población y de los empresarios.
Por su parte, el ingeniero José Carmelo Zavala Álvarez, director del Centro de Innovación y Gestión Ambiental (CIGA), afirmó que es tiempo de cambiar actitudes negativas y revalorar las prácticas sustentables, y aplaudió la aportación de la Canaco a través de los grupos de comercio de segunda mano, que son un eslabón para la economía circular, al extender el ciclo de vida de los productos usados.
En su intervención, la maestra Emily Pimentel, representante de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA), compartió que una estrategia en marcha es la jerarquía de recuperación de los alimentos, en donde lo primero es reducir la fuente o volumen excedente de comida generada y luego sigue combatir el hambre en la población, donando la comida sobrante a bancos de alimentos, comedores comunitarios o refugios.
La tercera opción, continuó, es usar lo que queda para alimentar a los animales y después para usos industriales, destinando las sobras de comida y el aceite usado para su aprovechamiento energético; luego sigue el composteo, crear un abono rico en nutrientes y, finalmente, si no se puede usar para nada más, llega al basurero, donde quizás se pueda generar energía a partir del gas metano.
En su mensaje, la licenciada Teresa Ruiz Mendoza, presidenta del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) de Tecate y representante de la recicladora Temarry, exhortó a una toma de conciencia y a promover una cultura de reciclaje, pues se sufren consecuencias de no haber manejado correctamente residuos peligrosos hace 30 o 40 años.
“Invito a las empresas, en todos sus procesos que generan revisen qué se puede reutilizar; nosotros como empresa de reciclaje tenemos un ciclo cerrado donde se aprovecha todo lo que se procesa en la planta, nos estamos haciendo casi autosuficientes, porque vamos a empezar a generar electricidad, y generamos agua y se reutiliza, generamos vapor y se reutiliza, con eso cuidamos el medio ambiente y reducimos costos operativos”, comentó.
Organizado por el CIGA, con apoyo de la Canaco de Tijuana y empresas patrocinadoras como Grupo Temarry, Graz & Grass, Nissan y Biosea, el seminario permitió comprender la importancia de tener procesos productivos más eficientes que usen la menor cantidad de materias primas y energía.