Leandro González-Pírez y Miguel Barbieri, al más puro estilo de la serie de los Súper Campeones, se conocieron de muy jóvenes en su equipo del barrio. Jugaban “futbol cinco” en el mismo club, el Palermo, como lo llaman en Argentina, el “Baby Fútbol”, prácticamente el primer paso para cada futbolista pampero en su carrera dentro de las canchas. El destino los separó, pero el mismo destino se encargó de reunirlos de nueva cuenta en el punto más alejado de Latinoamérica, en la Frontera norte de México, en Tijuana, Baja California.
EL CLUB PALERMO, DONDE TODO INICIÓ
Miguel Barbieri inició con el relato de aquellos primeros pasos en el futbol. “Es una historia linda porque nos conocemos hace muchos años, en Argentina se llama Baby Fútbol, en cancha chica, juegan cuatro jugadores y el arquero, son los primeros pasos, antes de empezar a jugar en cancha grande”.
“Se da la casualidad que coincidimos, por más de ser una categoría distinta, Leandro tiene un año más, coincidíamos en el trato y yo jugué en su categoría, cuando se terminó la edad posible para jugar al Baby Fútbol, cada quien tomó su camino, tuvimos la posibilidad de enfrentarnos, pero después nada, hasta reencontrarnos en Tijuana”, dijo Barbieri.
EL PRIMER PUNTO DE ENCUENTRO
Leandro González-Pírez continuó con la charla: “Buenos Aires es una ciudad muy grande, no vivíamos en el mismo barrio, vivíamos cerca, pero el punto de encuentro era el Club Palermo, al llevarnos tan poca edad, tanto la categoría de Miguel, como la mía, teníamos muchos compinches, de hecho fuera del Club, con el tiempo sigo teniendo relación con mucho de los chicos y eso habla de lo lindo que es la formación para nosotros, de cómo te va formando como persona”.
“Fue una etapa que disfruté muchísimo, cada año voy a las fiestas del Club Palermo, y trato de ayudar en lo que puedo, cada vez que llegaba el sábado nos desesperábamos por ir al club y encontrarnos con todos los chicos”, recordó Leandro.
UNA “REMERA”, EL MEJOR RECUERDO
Para Miguel y Leandro, uno de los mejores recuerdos que guardan de aquella etapa infantil, es una “remera” -o playera como las conocemos en México- la cual se le otorga a cada jugador juvenil cuando termina su etapa del “Baby Futbol”, además de otros buenos recuerdos que se quedaron para siempre.
“Tuve la posibilidad”, dice Miguel, “de llegar al Club Palermo cuando estábamos en la Rercera División, después subimos a la categoría B, luego a la A y con mi categoría me tocó ser campeón, cuando se termina esa etapa del futbol infantil se hace una fiesta y yo conservo la camiseta de aquel retiro, es la mayor referencia que me quedó del paso por Palermo”, agregó Barbieri.
En tanto, Leandro comentó que guarda hasta el primer “carnet” de dicha etapa infantil. “Yo también guardo la camiseta del último año, también tuve la suerte de ser campeones en la categoría 91, en ese tiempo era arquero, tengo el carnet cuando lo fichan a uno para jugar en ese club, con tu foto, edad, lo maneja el delegado de cada club y al final de esa etapa te lo regalan como recuerdo, yo lo guardo con mucho cariño porque son los valores que nos dieron en Palermo”, dijo González-Pírez.
FIGURAS DEL CLUB PALERMO
“En ¨Palermo estaba Gonzalo Higuaín, categoría 87, Leandro Gracian que jugó en México, Javier Saviola pasó por el Club, hay muchos jugadores que tal vez no son conocidos en México, pero que a nivel internacional consiguieron cosas importantes”, comentó Leandro.
EL CAMINO POR EL PLANETA FUTBOL
Tras concluir la etapa infantil y juvenil en Buenos Aires, ambos tuvieron que tomar aires distintos.
Leandro inició su camino en River Plate a los 19 años. Era el 2011 cuando firmó su primer contrato como profesional. En 2013, González-Pírez emigró a Europa para jugar con el KAA Gent de Bélgica, donde permaneció hasta 2014 para volver a Argentina y jugar con Arsenal (2014), Tigre (2015), Estudiantes de la Plata (2016) y pasó a la MLS con el Atlanta United en 2017.
Por parte, Miguel inició a los 18 años su camino por el balompié profesional argentino. Su debut se dio en el año 2011 con el Club Defensores de Belgrano, donde permaneció hasta 2016. Fichó con el Racing Club y se quedó ahí hasta el 2018, hasta pasar a Rosario Central en ese mismo año.
El destino los unió de nueva cuenta en Tijuana. Ya con un amplio recorrido, los zagueros se alegran de volver a pertenecer a una misma institución, ahora en la Frontera de Tijuana.