El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, duramente criticado por su manejo de la ofensiva militar turca contra los kurdos en el norte de Siria, pasó de la pasividad inicial a pedir hoy a su homólogo de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, que detenga los ataques bajo amenaza de sanciones.
“El presidente ha autorizado y firmará una nueva orden ejecutiva que da al Departamento del Tesoro (el poder de imponer) sanciones nuevas muy significativas que pueden dirigirse contra cualquier persona vinculada al Gobierno de Turquía”, anunció el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, tras reunirse con Trump en la Casa Blanca.
En un comunicado, el Departamento del Tesoro aclaró que el objetivo de las sanciones, que no se activarán de inmediato, es “disuadir a Turquía de seguir con su acción militar ofensiva en el noreste de Siria”.
Esta postura contrasta con el primer comunicado emitido el domingo pasado tras una llamada telefónica entre Trump y Erdogan en el que la Casa Blanca anunció la retirada de las tropas de su país de Siria y, al tiempo que avisó de que tenía conocimiento de la ofensiva militar turca, advertía de que no la “apoyaría”, pero que tampoco se “involucraría” en esa operación.
Dicha declaración fue interpretada como un visto bueno a la operación militar del Gobierno turco contra los kurdos, que era un plan que mantenía vivo Erdogan desde hace años y al que hasta ahora se venía oponiendo explícitamente Washington.
Sin embargo, con el paso de los días y en medio de fuertes críticas que han incluido a su propio partido, el Republicano, Trump ha ido endureciendo su discurso hasta llegar a la advertencia de hoy de que ya se están preparando sanciones, alegando la posibilidad de que haya ataques “indiscriminados” que afecten “a civiles, infraestructura civil y minorías étnicas o religiosas”, o que se “deje escapar” a presos del grupo terrorista Estado Islámico (EI).
“Estas son sanciones muy poderosas, esperamos no tener que usarlas, pero podemos paralizar la economía turca si necesitamos hacerlo”, subrayó Mnuchin en una conferencia de prensa.
Las amenazas de sanciones también pretenden proteger a la Fuerzas de Siria Democrática (FSD), la alianza de milicias encabezada por los kurdosirios y que ha sido un importante aliado de Estados Unidos en su combate contra los yihadistas del EI.
Estas palabras parecen tener como fin aplacar las críticas que ha recibido Trump de muchos sectores, incluidos los republicanos, después de que en días pasados hubiese llegado a despreciar a las FSD y decir de ellas que Estados Unidos no tenía ninguna obligación de proteger a los kurdos porque “no ayudaron” al país “en la Segunda Guerra Mundial”.
La retirada de tropas, que en un principio despejó el camino para la ofensiva turca, ha abierto grietas entre los republicanos en un momento en que Trump necesita más alianzas entre los legisladores.
En el Legislativo está en marcha una investigación para destituir a Trump debido al escándalo por sus gestiones con las autoridades de Ucrania para que investigasen y obtuviesen pruebas de presunta corrupción contra el ex vicepresidente Joe Biden, que se perfila como favorito para ser su rival en las elecciones de 2020.
Uno de los últimos congresistas en anunciar su ruptura con Trump ha sido el republicano John Shimlus, quien aseguró que había pedido retirar su nombre de la lista de legisladores que apoyan al gobernante, aunque seguiría apoyando su agenda política nacional.
“El presidente Trump es un populista que quiere poner a Estados Unidos primero, en detrimento de nuestros aliados y amigos (…) A algunos en este país puede que les guste eso, a mí no”, declaró el legislador y hasta ahora fiel aliado del mandatario en unas declaraciones recogidas hoy por los medios.
Aparte de la inacción inicial de Trump, que dejó en la estacada a las fuerzas kurdosirias, la irritación en el Congreso parece deberse también a los constantes vaivenes y falacias del gobernante sobre este tema.
Trump insiste en sus declaraciones y discursos de campaña en que el repliegue militar estadounidense de Siria es total, pero otras instancias del Gobierno han explicado que eso no es cierto.
Según fuentes oficiales citadas por los medios locales, la presencia castrense en Siria continúa, y lo único que ha ocurrido es que se ha retirado al medio centenar de soldados que se encontraban en la zona del nordeste de ese país en la que iba a registrarse la ofensiva turca, pero aún hay cerca de un millar de efectivos en otras partes.