Caso Colosio: Hace un cuarto de siglo

* UN DÍA COMO HOY…

Por: Manuel Villegas 

TIJUANA, B. C., (SBC).- Al descender de la camioneta Blazer en que lo trasladaron a Lomas Taurinas, la tarde del miércoles 23 de marzo de 1994, Luis Donaldo Colosio Murrieta desandó el camino de terracería, cruzó el puente de madera de un arroyo de aguas negras y subió a la caja de una camioneta pick up habilitada como templete, desde donde dirigió un breve mensaje flanqueado por elementos del Estado Mayor Presidencial y otros grupos de apoyo de su partido; terminó su discurso, bajó, inició el retiro y caminó unos metros atendiendo sin detenerse a quienes querían saludarlo. Mientras en el sonido local se escuchó la frase “Huye José, huye José…”, de la canción “La Culebra”, a las 5 de la tarde con 12 minutos, Mario Aburto Martínez, un joven obrero de maquiladora, se acercó lo suficiente, sacó de su chamarra un revólver Taurus calibre .38 especial, extendió su diestra y disparó directo a la cabeza una bala a 255 metros por segundo que terminó con los días del candidato presidencial del PRI.

Lugares descartados
Basado en reportes periodísticos, entrevistas y en el informe de la PGR del “Caso Colosio” publicado en septiembre del 2000, se expuso que hubo múltiples “enviados personales” de Colosio para preparar el terreno para la visita del abanderado priísta a Baja California, y cada uno se convertía en los más buscados por parte de las “fuerzas vivas” del PRI, que querían que su candidato los visitara también en las zonas de Rosarito y San Quintín.
Pero había ya poco tiempo para organizarse, y esas premuras, cambios e indecisiones incluso provocaron pleitos en las reuniones internas del PRI local donde los dirigentes acordaron finalmente las propuestas y definieron que Colosio estaría en tres actos políticos la tarde y noche del miércoles 23 de marzo.
Llegaría a las 15:30 horas en un mitin en la colonia Lomas Taurinas, cerca del aeropuerto; otro a las 18:00 horas con maestros; y una cena con parejas a las 20:00 horas en un salón del Gran Hotel Tijuana. Atrás quedaron las propuestas de llevarlo a la colonia El Florido, al Toreo, al “Terrenazo” de la Zona Río, al estacionamiento del Hipódromo, a la calle Segunda o al edificio del PRI Municipal.
El lunes 21, en Iztapala, Colosio dijo a sus seguidores que una de las propuestas de su partido era que “todo aquel que quisiera expresarse lo haga a través de los canales democráticos y no tenga que acudir a las balas, a los rifles, a matar hermanos mexicanos para reclamar un derecho”. 48 horas después, el político, quien decía ser “heredero de la cultura del esfuerzo”, llegó a Baja California en un vuelo con más de media hora de retraso.
Al descender de la camioneta Blazer en que lo trasladaron a Lomas Taurinas, Luis Donaldo desandó el camino de terracería, cruzó el puente de madera de un arroyo de aguas negras y subió a la caja de una camioneta pick up habilitada como templete, desde donde dirigió un breve mensaje flanqueado por elementos del Estado Mayor Presidencial y otros grupos de apoyo de su partido; terminó su discurso, bajó, inició el retiro y caminó unos metros atendiendo sin detenerse a quienes querían saludarlo.

Mientras en el sonido local se escuchó la frase “Huye José, huye José…”, de la canción “La Culebra”, a las 5 de la tarde con 12 minutos, Mario Aburto Martínez, un joven obrero de maquiladora, se acercó lo suficiente, sacó de su chamarra un revólver Taurus calibre .38 especial, extendió su diestra y disparó directo a la cabeza una bala a 255 metros por segundo que terminó con los días del candidato presidencial.

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