* Indispensable una adecuada higiene personal para prevenirla.
* El consumo de bebidas alcohólicas puede ser un detonante.
* La utilización de filtros solares es efectiva para proteger el cutis.
TIJUANA, B. C., (SBC).-La rosácea es una enfermedad crónica de la piel que, en el caso de la cara, afecta la frente, nariz, mejillas y mentón a través de un proceso inflamatorio que no es infeccioso ni contagioso.
La doctora Alicia Maravillas Villalvazo, dermatóloga del Hospital General Regional (HGR) número 20 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Tijuana, señaló que aunque este mal se presenta a cualquier edad, la mayoría de los casos se registra en personas mayores de 30 años, con mayor prevalencia en hombres, en tanto que es de causas desconocidas.
Se sabe que su origen se encuentra en la amplia presencia de ácaros y bacterias en el rostro, mientras que los enrojecimientos faciales abruptos pueden ser detonados por el calor, el sol y alimentos como picantes, alcohol, condimentos o bebidas calientes que provocan que la cara se ponga roja y se inflame.
Dijo que la rosácea ocasionalmente lesiona el contorno de los ojos o el pabellón de las orejas, cuyas erosiones pueden variar en grado, aunque son permanentes y su intensidad se pueda controlar.
“Ante las manifestaciones iniciales del padecimiento, inflamación e irritación rojiza, conocidas como eritema y edema facial, muchos pacientes no se atienden y dejan pasar incluso años, hasta que se manifiestan lesiones crónicas agudas que deforman el rostro”, indicó.
Por ello, Maravillas Villalvazo recomendó que ante los primeros indicios de la enfermedad, acudir a las Unidades de Medicina Familiar del Instituto, para ser evaluado y con el diagnóstico, recibir un tratamiento acorde a la fase en que se encuentre el padecimiento.
Aunque la rosácea es un mal crónico, indicó, es posible controlarlo y mejorar considerablemente, una vez que el paciente entienda que debe evitar todo lo que le cause enrojecimiento facial, de lo contrario, se puede provocar una fibrosis a nivel de la piel que produce deformidades.
Explicó que el tratamiento en la primera etapa, cuando sólo se presentan enrojecimiento e inflamación faciales, se basa en educar a los pacientes para evitar que la piel de la cara enrojezca, a través de cuidados en la mañana y noche como usar filtros solares con un mínimo de factor de protección 50, además de abstenerse de ingerir condimentos, líquidos muy calientes y bebidas alcohólicas.
Cuando ya existen lesiones, explicó, se incluyen tratamientos tópicos no esteroideos como antibióticos y el ácido azelaico para reducir la inflamación y ayudar a que el enrojecimiento y el tono de la piel mejoren.
En otra fase, que ya presenta lesiones inflamatorias más agresivas, se usan antibióticos orales para modificar los microorganismos de la epidermis y recuperar su equilibrio; en casos severos, se recetan derivados de vitamina A para ayudar a disminuir la producción de grasa y mejorar el trastorno de inflamación y queratinización (que transforma la piel en tejido fibroso), concluyó la dermatóloga del HGR # 20.