*En la audiencia privada que solicitaron los ediles, la alcaldesa de Tijuana le negó el uso del elevador a la regidora Claudia Casas insistiendo en que es su facultad decidir quién sube por ahí y quién no.
Tras diferirse la sesión de Cabildo convocada el pasado miércoles por la alcaldesa Montserrat Caballero Ramírez, nuevamente por falta de quórum pese a que solo se integraron dos puntos en la orden del día tal como fue su petición, la alcaldesa respondió a las convocatorias hechas por los ediles faltistas que solicitaron una audiencia privada.
No obstante, al no dar más información al término de la reunión al parecer se discutieron más puntos que los que se planeaba tocar en Cabildo pues, regidores expusieron que al encuentro en presidencia Claudia Casas, una de las ediles, se le negó el acceso al elevador presidencial argumentando que “era por instrucciones superiores”.
Fue a través de un video difundido que los regidores se quejaron y exhibieron como la encargada en turno de las instalaciones dejó pasar a todos menos a la regidora presidenta de la Comisión de Hacienda, Claudia Casas. Situación que una vez en tan esperada reunión se le reclamó a la primera edil, junta que al parecer no arrojará resultados positivos.
“Nos gustaría aclarar un tema muy fatal y triste que ocurrió antes de subir que a la compañera Claudia no la dejaron utilizar el aparato por indicaciones no dijeron de quién, pero nos parece que es un acto de violencia”, expresó la regidora compañera Mónica Vázquez pidiendo sororidad a la alcaldesa.
A lo que Caballero Ramírez contrapuso esta en todas su facultades de decidir quien usa ese elevador diciendo incluso que le parece un tema infantil y que a todos les hace bien subir un poco de escaleras.
“No es un acto de violencia (…) El elevador de presidencia yo puedo designar quien lo utilice y quien no porque eso es, un elevador de presidencia que con mucho gusto comparto porque es presidencia que tiene sus facultades y tiene sus oficinas”, explicó agregando que ella no puede entrar al baño de cualquiera de los ediles sin su consentimiento.
Finalmente, y sin mucho más que comentar la primera edil dijo abiertamente que habilitaba el uso de tal aparato también para la regidora, misma que respondió que no lo utilizaría y que ese no era el tema central de la reunión.
Tal parece que la buena relación que los regidores llevaron durante casi toda la administración con la alcaldesa se ha corrompido justo antes de terminarla, echando fuera -prácticamente- el respeto que tenían hacía la presidencia y causando este tipo de pleitos y escándalos que aún no les han permitido llegar a Cabildo.