*En Tijuana, afirmó, no hay edificios coloniales, no hay un Pancho Villa, ni pirámides, tenemos un burro con rayas que nos identifica y es un ícono en el mundo.
Roberto Lango, presidente de Uni2 A.C. compartió a la comunidad los propósitos y toda la historia y trabajo que hay detrás tanto de la asoaciación que preside como del 1889 Tijuana Museum, el primer Museo de Orientación Infantil, con vocación a la promoción y cultura turística de la región.
Como propósito general este organismo civil busca implementar un metodo para provocar “localidad” en el caso de la ciudad fronteriza lo que ellos llaman “Tijuanidad”, para así provocar que la gente esté orgullosa de donde vive.
“Tú no puedes defender lo que no amas y no puedes amar lo que no conoces, y si la gente no conoce su ciudad cómo va a defenderla”, dijo Lango en entrevista para LPO.
Según los estudios que Uni2 realizó a fondo como asociación civil, tienen documentados más de 100 años del burro como imagen representativa, fotografías del año de 1910, donde los visitantes se tomaban la foto como un suvenir, un recuerdo; y más que tomarse la foto con un burro.
Con el elemento hereditario más importante de la ciudad decretado en extinción, no solo de manera colectiva y local; sino como una problemática mundial.
Uni2 después de haber logrado ratificar el burro-cebra como patrimonio cultural de Baja California ha buscado alternativas para brindarle a la ciudad identidad sin quitarle su integridad y derecho como animal a lo que muchos conocen como los burros de la “Revu”, creando santuarios en donde aquellos que entregaron su vida a la ciudad puedan terminarla de una manera digna.
Por su parte, 1889 TJ Museum consta actualmente de múltiples estrategias desarrolladas con vocación a la promoción y cultura turística de la región como cuentos para niños, un mapa lineal ilustrado al que cualquiera tiene acceso, además de sets que permiten tener un momento “instagrameable”, estrategia para acercar a los más jóvenes a esta Tijuana que muchos de ellos desconocen.
En entrevista, Roberto Largo comentó que la juventud ahora sufre lo que se le conoce como el “síndrome del abuelo”, herencia de los mayores que se encargaron de destruir el pasado para crear un “mejor” presente. Microhistorias y tradiciones que ahora se están tratando de rescatar, trayendo testigos a recrear lo que aunque ya no es, pero puede seguir existiendo en el imaginario, creando un sentido de pertenencia.
“El proposito es implantar en el imaginario colectivo las microhistorias que nos hacen sentir orgullosos de nuestra ciudad”, resaltó.
Como una ciudad tan joven y llena de migrantes que irónicamente decidieron quedarse, Tijuana se implantó en un espacio en blanco, historia que al paso de la años pareció querer borrar; no obstante, es ahora que por medio de elementos y proyectos como 1889 TJ Museum y todas las propuestas que vienen con él es que Tijuana empieza a crear memorias y sujetos con raíces en este suelo fronterizo.