Semanario Balún Canán/ Ciudad de México, (SBC).- En la penúltima sesión del curso: “La metamorfosis de un proceso”, segunda parte, acerca de la obra de Franz Kafka, a 100 años de su fallecimiento, el maestro Erick Jaffet señaló que aún falta mucho que decir de este escritor, como mostrar que fue un hombre atlético, temerario, interesado por la tecnología, empático con los niños, humanista, que sabía escuchar y ser buen amigo.
En el curso, organizado por la Dirección de Bibliotecas de la Cámara de Diputados, agregó que la gente prefiere ver más la parte oscura que han retratado mucho sus críticos y biógrafos, que el ser bondadoso, a quien le gustaba el cine, pero que afirmaba que era una vorágine de imágenes que impedían la vista.
“Hace falta sacar del clóset a ese Kafka divertido, humano, reidor”, consideró el catedrático de la Universidad Autónoma de la Guadalajara.
De tal forma, apreciaba mucho la tecnología, pero la veía como el impacto que provocaría a futuro en la sociedad, como el teléfono, del que también decía que utilizarlo era como hablar con fantasmas; por eso no lo utilizaba en lo personal, pero sí admiraba las creaciones tecnológicas.
Erick Jaffet expuso que efectivamente algunas de las obras de Kafka eran oscuras, pero revelaban las situaciones propias de su tiempo, como hoy en día; por ello, “si tenía oscuridad, es la misma que tenemos todos como seres humanos”, pero queda claro que le agradaba la metáfora.
Actualmente, a propósito de Kafka, se crean cosas, de ahí que de igual forma se le considere un escritor de literatura fantástica, era un seductor con las palabras, pero se sentía invadido por todos lados, no encontraba la intimidad.
No obstante, para su época fue muy intrépido y viajaba en motocicleta, gracias a su tío que era de clase acomodada; le gustaba cabalgar, tenía su propio bote para remar, y se adentraba en el río nadando.
Todo esto, dijo, es la deuda que tenemos: sacar a relucir al Franz Kafka humano, divertido, reidor de sí mismo, propositivo, juguetón, jovial, alegre, por lo que todo aquel que no lo conozca y lea sus obras, se confundirá.