* Por Francisco Ruiz
Semanario Balún Canán/ TIJUANA, B. C., (SBC).- “¿De Tijuana?”, me preguntó un mesero costarricense mientras apuntaba mi jersey de los Xolos. “Los colores, el diseño”, enseguida levantó su pulgar en muestra de aprobación. Así es Tijuana: internacional, fértil, franca, alegre y rojinegra. Que esta importantísima urbe, junto a su equipo de fútbol, sea identificada en el extranjero es motivo de orgullo.
San José superó mis expectativas. Varias cosas me sorprendieron. Cada voz fue una grata experiencia y vasto aprendizaje. La primera fue la recepción que me dio Juan Pablo, el conductor que me trasladó del aeropuerto al hotel: “¡Bienvenido al país más caro de Latinoamérica!”.
Quiero destacar que aproveché el viaje para tomar un par de días de descanso y alejarme momentáneamente de mi vida cotidiana, la cual, como es notorio, está íntimamente ligada con el quehacer público. Sin embargo, como dijera Jesús Reyes Heroles: “La política se deja o ella abandona”. O también aquello de: “La política la hacemos nosotros o la política se hace contra nosotros”. Vaya profundidad de aforismos. El caso es que ni en mis planeados días de descanso me abandonó la política (gracias a Dios). Así que decidí dedicarme a escuchar la sabiduría de la gente.
Otra interesante anécdota fue escuchar a Marco Alex, de origen venezolano, que, luego de unos cuantos minutos de saludarnos, me espetó: “¡¿Por qué?! ¡¿Por qué hicieron eso los mexicanos?! ¿Por qué eligieron a la candidata de su presidente? No lo comprendo. Tengo siete años viviendo en Costa Rica, salí de mi país por la falta de oportunidades que el gobierno ha causado. Los mexicanos vieron nuestro ejemplo, aún así decidieron como decidieron”. El venezolano habló durante casi 40 minutos. Sus reflexiones eran muy válidas: “¿Por qué le das bonos (apoyos) y no le das trabajo (a la gente)?”, dijo de manera bastante atinada.
No tomo como una verdad absoluta todo lo que mi “anfitrión” comentó, pero sí me permite tener un panorama bastante claro de la situación que viven algunos países de nuestro continente y la visión que tienen de México.
Casi para finalizar, Marco me explicó que son los “enchufados”; palabras más, palabras menos, el venezolano los describió como quienes son “beneficiados por el gobierno, de manera corrupta”. Esos, dijo, son los que menos quieren que haya cambio de gobierno, quienes más lo promueven y hasta intimidan a quienes difieren de quien ejerce el poder. Estas reflexiones a casi seis mil kilómetros de distancia me siguen dando mucho en qué pensar. Ojalá que él y yo, estemos equivocados. Ojalá…
Siempre hay un “prietito en el arroz” y el aeropuerto fronterizo de Tijuana no es la excepción. Tal vez para la gobernadora sea suficiente, si tomamos como referencia su admiración por el AIFA y su hábito de no respetar a la gente que llegó antes a hacer fila. Sin embargo, a pesar de las remodelaciones, el Aeropuerto de Tijuana es insuficiente e ineficiente. Allende de la inoportuna decisión del personal del Instituto Nacional de Migración, de mantener de pie a los extranjeros justo en medio del andador de ingreso a la zona de reclamo de equipaje. No hay criterio, no hay amabilidad, no hay consideración para las personas con discapacidad ni adultos mayores, quienes deben hacer una larga fila que, por supuesto, no haría la mandataria.
A diferencia de Tijuana y de la CDMX, Costa Rica permite el servicio privado de transporte de pasajeros, no le teme a la competencia, ni a la modernidad. Por eso, como dijera un buen amigo: “Costa Rica es un país del que debemos aprender mucho”.