* Diferentes estudios han determinado la presencia de microplásticos en sal de mesa, cerveza, miel, peces, moluscos, agua potable y embotellada, entre otros.
Semanario Balún Canán/ TIJUANA, B. C., (SBC).- El impacto de los microplásticos en la salud humana es un tema que no está completamente comprendido. La preocupación por los efectos respiratorios, endocrinos y cardiovasculares, ha llevado a expertos de la Organización Panamericana de la Salud, a considerarlos como una amenaza humana y ambiental.
Los microplásticos son partículas generadas por la degradación de residuos de plástico menores a 5mm, hasta tamaños que son imperceptibles al ojo humano. Diferentes estudios han determinado la presencia de microplásticos en sal de mesa, cerveza, miel, peces, moluscos, agua potable y embotellada, entre otros.
En opinión del Centro de Innovación y Gestión Ambiental A.C., que dirige el Ingeniero bioquímico José Carmelo Zavala Álvarez, el impacto a la salud y el ecosistema a largo plazo dependerá de la correcta gestión de los microplásticos, la regulación gubernamental y la cultura ciudadana sobre la separación de basura.
El director del CIGA, considero que mientras en otros países realizan importantes investigaciones sobre la presencia de microplásticos en la cadena alimenticia, en México, después de décadas de uso de microesferas de plástico en cosméticos, utilizados como exfoliante de la piel, el Congreso Federal apenas analiza la posibilidad de su prohibición en estos productos.
“Hay fuentes de generación de microplásticos que no hemos enfocado lo suficiente, una de ellas es el desgaste de las llantas; esas pequeñas partículas quedan en las carreteras y luego son arrastradas con el agua. Millones de llantas se desgastan diariamente milímetro a milímetro y todos esos microplásticos terminan principalmente en el mar”, señaló.
Otro generador de estas partículas plásticas es el lavado de ropa sintética, cada ciclo puede liberar en promedio 700 mil fibras microscópicas que viajan por tuberías de aguas residuales y terminan en ríos y océanos.
“Desde luego también se suman las artes de pesca que terminan abandonadas y se suman a los millones de toneladas de plásticos que hay en los océanos del mundo”, agregó.
Diversos estudios también coinciden en la presencia de microplásticos en la cadena alimenticia, incluso en el aire que respiramos. La fragmentación constante de estas partículas microscópicas facilita que viajen en el aire, en el agua, lleguen a los alimentos y al cuerpo humano.
Egresado del programa LEAD por el Colegio de México, José Carmelo Zavala, dijo que los microplásticos son una preocupación mundial, una preocupación de salud pública porque ya se encuentra en la cadena alimenticia y en México no estamos exentos de esto.
Finalizó diciendo que se debe tener un abanico abierto a todos los generadores de estas fibras microscópicas y no concentrarnos solo en botellas y bolsas, “debemos ser más ágiles y responder con el enfoque de un mundo sano, mejor y sustentable”, puntualizó.