En medio de encuestas que no reflejan la inversión que hay detrás del proyecto del Frente Amplio por México, Xóchitl Gálvez hizo cambios en su equipo. Ajustes necesarios luego de los serios escándalos y profundos tropiezos de la campaña de la hidalguense, con nuevos personajes que acercó la diputada Margarita Zavala al cuarto de guerra en busca de soluciones.
“Al color rosa lo manchó el negro. A las rosas les encontraron las espinas. A los frijoles les hallaron las piedritas”, refiere una columna de chisme político publicada este lunes. Y es que la gota que derramó el vaso en la comunicación de Gálvez fue el ahora conocido como “error-teleprompter” que implicó a Colosio y un arañazo a la frescura de su improvisación.
La responsable de ello fue Alejandra Latapí, integrante del Comité del Frente Amplio, quien le echó “la mano de manera temporal con los medios”, en palabras de Xóchitl. Latapí Rener, consejera electoral del extinto IFE, fue quien entre lágrimas confirmó que le entregarían a Gálvez la constancia para que se convirtiera en la candidata presidencial de la oposición.
Mientras Latapí será responsable de las relaciones institucionales del war room, su relevo es un peso pesado de la comunicación y las remontadas heroicas como lo es Max Cortázar, el panista que presume el triunfo de Felipe Calderón no sólo en la Presidencia de la República sino incluso dentro de su propio partido contra Santiago Creel, favorito entonces de Vicente Fox. Como medalla personal, Max ya venció a López Obrador en 2006, remontando.
El primer diagnóstico que entregaron a Cortázar fue cómo permitieron que Claudia Sheinbaum y la 4T instalaran la versión, a base de contratos con encuestadoras, de que lleva una ventaja de hasta 30 puntos sobre Xóchitl. La primera vacuna contra ello se basará en demostrar los errores de dichos sondeos en las elecciones estatales de 2022 y 2023, lo cual no es suficiente, tal y como lo aplicó en Puebla con Rafael Moreno Valle.