Por:Isabel Rojas Meléndez
Semanario Balún Canán/Ciudad de México., (SBC).-“Ella no trabaja, se dedica al hogar y también cuida a su hijo con discapacidad”. “Dios por eso la escogió, porque es una guerrera”, son algunas frases que hemos acuñado en respuesta a una cultura y a un sistema que fragmenta y demerita la tarea del cuidado y lo asigna como condición natural hacia la mujer, quien no puede imaginar un proyecto de vida más allá de su tarea de cuidadora ante la falta de políticas públicas y sistemas de apoyos por parte del gobierno, derechos básicos establecidos en la Constitución y que deberían garantizar el bienestar físico, económico, emocional y social de todas las mujeres cuidadoras.
“No, las mujeres que tenemos hijos con discapacidad no tenemos superpoderes ni somos guerreras de batallas que no pedimos. Nosotras vivimos al límite del estrés. Hay veces que tiramos la toalla y lloramos todo el día. No solo es el cansancio físico, sino mental, emocional y el amor a tu hijo es lo que te levanta”, relata Vera Vázquez Olvera, madre de Bruno, quien nació con discapacidad intelectual y epilepsia refractaria, para ella la tarea de cuidadora se paga con la salud propia, para ella no hay descansos, relevos ni apoyos.
“En ocasiones no puedo con las interminables visitas al médico, las convulsiones de mi hijo, las visitas en la madrugada al hospital para horas más tarde estar al cien para las terapias, los pendientes de su escuela, ir a dejarlo y más tarde a recogerlo, las labores domésticas, la crianza de los otros hijos, las peleas y pérdidas de tiempo con los interminables trámites para ayudas sociales. Todo ello acaba con nosotras, las madres cuidadoras”, relata Vera.
Y agrega: La tarea de cuidador ha sostenido históricamente a la sociedad. Todas las personas damos y recibimos cuidados a lo largo de nuestra vida, desde el nacimiento hasta la vejez,
tarea que se triplica si se trata de un hijo (a) con discapacidad. Es una labor de gran relevancia y no deberíamos relegar las tareas de cuidados como si se tratara de labores sin importancia. ¿Por qué las asignamos “naturalmente” a las mujeres, restándonos oportunidades de desempeñarnos laboralmente? Por ello, es necesario un sistema de cuidados que involucre y transforme todos los ámbitos de la sociedad, pero el obstáculo muchas veces radica en una reducida comprensión entre la opinión pública de qué es el sistema de cuidados, sus beneficios y alcances.
En México, en 2020 parecía que ese sistema estaba cerca de ser puesto en marcha, pero la iniciativa de un Sistema Nacional de Cuidados está detenida en el Senado de la República, mientras miles de mujeres cuidadoras viven al borde del colapso.
CONGELADA, INICIATIVA PARA SISTEMA DE CUIDADOS
La creación de un Sistema Nacional de Cuidados, que ya es una realidad en países de Sudamérica, es una de las principales deudas que tiene México con las mujeres, pese a que en 2020 la Cámara de Diputados aprobó elevar a rango constitucional el derecho al cuidado y al tiempo propio, a través de un dictamen que reforma y adiciona los artículos 4 y 73 de la Constitución. La iniciativa sigue en espera de revisión y aprobación por la Cámara de Senadores y ésta establece el reconocimiento del derecho de todas las personas al cuidado digno que sustente su vida.
Al respecto, la legisladora Aleida Alavez Ruiz destacó el trabajo que se ha realizado para que el derecho de todas las personas a cuidar y ser cuidadas esté reconocido en la Constitución. “Este problema se debe a la ausencia de una normatividad integral en materia de cuidados, de políticas públicas, de infraestructura, así como a la falta de una cultura de no discriminación y de un balance de distribución del trabajo no remunerado”.
“Las mujeres son quienes principalmente ejercen el trabajo de cuidados en la sociedad y, de acuerdo con algunas estadísticas, a partir del confinamiento por la pandemia de COVID-19 éste ha recaído más sobre ellas”. La legisladora agregó que toda persona tiene derecho al cuidado digno que sustente su vida y le otorgue los elementos materiales y simbólicos para vivir en sociedad.
Alavez Ruiz consideró que para garantizar el derecho al cuidado digno se debe implementar el Sistema Nacional de Cuidados, que cubra aspectos económicos, sociales, políticos, culturales, así como servicios públicos con base en diseño universal, ajustes razonables, accesibilidad, pertinencia, suficiencia y calidad.
97% DE MUJERES SIN SALARIO POR EL TRABAJO DE CUIDADOS
De acuerdo al Censo 2020 de INEGI, en México habían 2.61 millones de personas de entre 0 y 17 años con discapacidad. Detrás de esa cifra, están las historias de las madres, abuelas, hermanas o tías que acompañan al hijo (a), sobrino (a), hermano (a), pues son ellas las que asumen estos cuidados.
En México hay 42 millones de personas que requieren algún tipo de cuidado y éste recae indiscriminadamente en la mujer; 33 millones son menores de 15 años y 9 millones son adultos mayores de 65, de acuerdo con las cifras del Conapo. El organismo prevé que en 2030 las personas dependientes llegarán a 45.3 millones, para 2050 llegarán a 51.4 millones.
El INEGI señala que el trabajo de cuidado equivale al 23.2 % del Producto Interno Bruto (PIB); es decir, si se remunerara a todas las mujeres que desempeñan esta labor, sería el sector productivo más grande, por encima del comercio y la industria manufacturera. El Consejo Nacional de Población (Conapo) establece que casi un tercio de las mujeres mayores de 15 años en México se dedican a trabajos de cuidado y que casi ninguna (97.3 por ciento) de ellas recibe pago alguno por esa labor. En México, el trabajo de cuidados y del hogar no remunerados generan más de 6.4 billones de pesos, de los cuales el 73.3% lo aportan las mujeres, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
Las tareas del cuidado que se llevan a cabo en el hogar siempre han estado invisibilizadas, cuando son elementales para el desarrollo de la sociedad y la economía, y éstas han recaído desproporcionalmente en mujeres.
¿QUÉ ES UN SISTEMA DE CUIDADOS?
Es un conjunto de acciones que buscan el desarrollo integral, la autonomía y el bienestar de la población en situación de dependencia, es decir, aquellas que necesitan la ayuda de otras personas para realizar actividades de la vida diaria. Un sistema de cuidados integra políticas públicas, programas y acciones por parte del Estado para garantizar justo el derecho al cuidado en beneficio en primer lugar de las mujeres cuidadoras.
La Comisión Interamericana de Mujeres (CIM) publicó el documento “COVID-19 en la vida de las mujeres: La emergencia Global de los cuidados”, en éste se mencionan algunos puntos de gran relevancia al aplicarse un sistema de cuidados como el de la ventaja económica, ya que:
-Permite la participación plena e igualitaria de las mujeres en el mercado laboral formal
– La inversión en los cuidados es un buen negocio, ya que garantiza el acceso y universalidad de cuidados de calidad a las personas dependientes.
– Mayores ingresos impactan consumo y recaudación de impuestos.
EL DERECHO AL CUIDADO EN EL ÁMBITO INTERNACIONAL
La Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad establece que: “Las personas con discapacidad deben tener acceso a una variedad de servicios de asistencia domiciliaria, residencial y otros servicios de apoyo de la comunidad, incluida la asistencia personal que sea necesaria para facilitar su existencia y su inclusión en la comunidad”. Artículo 19.
El derecho al cuidado está también reconocido en la Constitución Política de la Ciudad de México y establece lo siguiente:
Artículo 56 de la Ley Constitucional de Derechos Humanos y sus Garantías de la Ciudad de México: “El derecho al cuidado incluye el derecho de todas las personas a cuidarse, a cuidar y a ser cuidadas; consiste en que todas las personas tengan asegurado un conjunto de actividades básicas encaminadas a garantizar la realización cotidiana de las condiciones de vida”.
Artículo 11, apartado G, numerales 1, 2 y 3. “Promoverá la asistencia personal, humana y animal, para su desarrollo en comunidad.
Las autoridades deben implementar un sistema de apoyos. Las familias que tengan un integrante con discapacidad y una condición de gran dependencia o discapacidad múltiple, deben recibir formación, capacitación y asesoría, pero estas necesidades son resueltas por las familias y, dentro de los hogares, este trabajo es realizado en casi en su totalidad por mujeres. Los organismos y los expertos coinciden: las mujeres están haciendo el trabajo del Estado.
Yo también soy cuidadora y exijo que se nos garantice reconocimiento, retomar vida personal y laboral para tener una vida digna.