TIJUANA.- Baja California se ha convertido en una segunda patria para cientos de migrantes que por azares del destino son deportados o bien buscan cruzar al vecino país en busca de la seguridad y mejores condiciones de vida para ellos y sus familias, por lo que a través del Santuario Migrante de DIF Baja California, éste se convierte en una importante alternativa para ellos, mientras definen el camino a seguir, puntualizó la directora de DIF estatal, Mónica Vargas Núñez.
Tal es el caso de la familia conformada por Hugo, Paola y su pequeña hija, quienes son parte de un importante grupo de venezolanos que luego de muchas dificultades abandonaron Venezuela e intentaron cruzar a los Estados Unidos, siendo deportados, y que hoy disponen de un espacio en el Santuario, donde reciben una atención cálida y segura por parte del personal de esta paraestatal.
Hugo narró todas las dificultades que afrontó para poder abandonar Venezuela, ya que en la zona donde habitaban la guerrilla le emitió amenaza de muerte para toda su familia. Tuvieron que recorrer los diversos países centroamericanos hasta llegar a Tapachula el 11 de octubre, cuidando en todo momento a su familia.
Destacó que realizó una caminata con una de las varias caravanas migrantes que han recorrido la frontera sur del país hasta el norte, siendo esta de aproximadamente 2 mil personas. Luego de varios días, donde tuvieron el apoyo de traslado por parte del Gobierno mexicano, llegaron a Tijuana donde han recibido el apoyo del Santuario Migrante.
Destacaron las dificultades que han pasado desde que tuvieron que abandonar su país de origen, la falta de alimentos que originaba solo comer una vez al día, mientras que en el Santuario han recibido una excelente atención por parte del personal.
El Santuario Migrante es un espacio de corta estancia, un modelo único en México, en donde se realizan diversas actividades tendientes a la protección y salvaguarda de los derechos humanos de las de las familias en contexto de movilidad.
“Aquí me siento muy bien y protegida de todo, me atienden muy bien. Aquí nos podemos acostar tranquilos, antes no, ya que teníamos que levantarnos en la madrugada para cuidarnos el uno al otro”, afirmó la familia venezolana.
Por su parte, el señor Antonio, quien es de origen hondureño, narró que tuvo que abandonar su país a causa de la violencia, donde su familia corría peligro de muerte, por lo que pese a las dificultades logró sacar a su esposa y pequeño hijo. Al llegar a Tijuana tuvo que pasar cinco meses en un albergue de la sociedad civil y, desde hace un par de semanas recibe apoyo de DIF Baja California, a través del Santuario Migrante, donde se siente muy seguro y tranquilo.
Este espacio de resguardo dispone de 33 habitaciones donde han sido alojadas familias migrantes de diversos países como el Salvador, Honduras, Guatemala, Brasil, Ucrania, Venezuela, entre otras, quienes reciben alimentación, vestido, asistencia legal y psicológica, mientras se define su situación, procurando en todo momento el respeto a sus derechos humanos.