Tras años del que quizá fue el inicio de uno de los cambios políticos más importantes en la historia reciente de Chile, que se inició con la llamada primavera en 2019, y que llevó a la elección de una Constituyente, los chilenos rechazaron lo que sería el culmen de esta transformación política: le dijeron no a una nueva Constitución que reemplazaría la aprobada durante la dictadura de Augusto Pinochet.
Y lo dijo este domingo el propio presidente Gabriel Boric, el mismo que fue elegido tras una serie de protestas que surgieron como consecuencia de una convulsión social: el pueblo “no quedó satisfecho con la propuesta de Constitución”.
El proceso pareciera no terminar aquí, pues tanto el gobierno como la oposición han prometido seguir adelante para crear una nueva Constitución, mas no reformar la actual.