Semanario Balún Canán/ Tijuana BC (SBC).- Si bien la pandemia aún no ha terminado y el COVID sigue acechandonos en la mayoría de nuestras actividades diarias, la aplicación de vacunas y la ya arraigada costumbre del uso de mascarillas hacen posible llevar una vida cotidiana “normal”. Pero ¿qué entendemos ahora por normal?
La historia nacional nos ha dejado lecciones frente a otras adversidades a las que se ha enfrentado el ser humano, desde mi punto de vista este encierro que como sociedad en conjunto vivimos, vino a enseñarnos el valor de convivir con el otro; es decir, nuestra característica social inherente como individuos.
El factor educacional ha sido fundamental, y hoy no es la excepción. La forma de percibir la vida en sociedad ha cambiado después de entender realmente lo que es estar aislados.
Hoy es igual de relevante asumir que la decisión individual afecta a la comunidad, contribuyendo a la toma de conciencia sobre la necesidad del autocuidado, la responsabilidad y la empatía, más allá de una orden o estatuto gubernamental. Además, la educación permite mantenernos alejados de los mitos de las fake news que nos invaden día a día. Por su parte, el desarrollo de conocimiento científico nos ha demostrado su relevancia, posicionándose como un “activo” del país.
Esta pandemia nos otorga la oportunidad de refrescar nuestro conocimiento, valorar la acción de la comunidad y poner en preeminencia el valor humano como eje fundamental de cualquier idea de desarrollo que se tenga.
Tal vez, esa es la lección más importante de este desafío.