Las fuerzas ucranianas atrincheradas en la planta siderúrgica de Azovstal, último bastión de la resistencia contra el ejército ruso en la devastada ciudad portuaria de Mariúpol (sureste), dijeron este domingo que no se rendirán.
“Rendirse no es una opción porque a Rusia no le interesan nuestras vidas”, dijo Ilya Somoilenko, oficial de inteligencia del batallón Azov, durante una conferencia de prensa difundida por video.
“Nosotros, todo el personal militar en la guarnición de Mariúpol, hemos sido testigos de los crímenes de guerra perpetrados por Rusia, por el ejército rusos”, agregó.
“Todos nuestros suministros son limitados. Todavía tenemos agua. Todavía tenemos municiones. Tenemos nuestras armas personales. Lucharemos hasta que la situación se resuelva de la mejor manera posible”, dijo Samoilenko, que habló en ucraniano y en inglés durante la conferencia.
Muchos civiles estuvieron allí con los combatientes ucranianos en condiciones extremas hasta que las últimas mujeres, niños y ancianos fueron evacuados el sábado.
Según Kiev, las operaciones de evacuación, auspiciadas por la ONU y la Cruz Roja, permitieron sacar a cerca de 500 personas en una semana.
Mariúpol, una ciudad portuaria del sureste que tenía cerca de 500 mil habitantes antes de la guerra, ha quedado casi totalmente destruida, tras dos meses de bombardeos rusos.