En México, 2.2 millones de personas son trabajadoras domésticas y tienen jornadas laborales de hasta 12 horas sin seguridad social, sin contrato, sin garantías de pensión y sin posibilidad de ahorro, de acuerdo con el Consejo Nacional Para Prevenir la Discriminación (Conapred).
“La mayor parte de la sociedad no considera al trabajo del hogar como una ocupación ‘real’, sino como parte de las actividades “normales” o ‘naturales’ de las mujeres. Por ello, éste es un sector particularmente invisible y estigmatizado”, destaca la dependencia.
Una encuesta del Conapred destaca que 96% de las trabajadoras del hogar, no cuenta con un contrato escrito que especifique sus actividades.
El promedio de escolaridad de la población ocupada de México con 15 y más años equivale a 10 años. Para los hombres trabajadores del hogar, el promedio disminuye a ocho, mientras que para las mujeres del mismo oficio, a siete.
Los hombres que se dedican al trabajo del hogar remunerado gozan de mejores condiciones laborales que sus contrapartes mujeres. Por ejemplo, tres de cada diez (29.3%) hombres trabajadores del hogar percibe hasta dos salarios mínimos; entre las mujeres, la proporción aumenta a cuatro de cada diez (41.8%) (STPS 2016). Y mientras que 83.2% de los hombres en esta ocupación no tiene acceso a servicios de salud, la proporción entre las mujeres aumenta a 98.1 por ciento.
Entre las trabajadoras que participaron en la encuesta del Conapred, un tercio (36%) comenzó a trabajar siendo menor de edad; de hecho, una de cada cinco (21%) lo hizo entre los 10 y los 15 años, edades en las cuales el trabajo es ilegal.
De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Discriminación (Enadis) 2017, el 13.3% de las mujeres trabajadoras del hogar remuneradas de 18 años y más son analfabetas y 8.2% de las mujeres trabajadoras del hogar remuneradas hablan alguna lengua indígena.
La institución señala además que solo una de cada 10 trabajadoras del hogar (12.3%) cuenta con alguna prestación laboral (aguinaldo, vacaciones o seguro médico).