* Juan Alfonso Ojeda R.
Semanario Balún Canán, TIJUANA, B. C., (SBC).- A la Alcaldesa Montserrat Caballero Ramírez ya le llueve sobre mojado, pues no solamente recibe golpeteos del exterior, sino desde las oficinas y pasillos del propio Gobierno Municipal de Tijuana, que encabeza desde hace medio año.
Por supuesto, esos golpeteos son aderezados por reporteros de algunos medios de comunicación, y en redes sociales; y en estos últimos espacios, incluso, con participación de líderes sociales de diversas colonias, algunos de los cuales no revelan sus identidades.
Es común que nos defendamos de los enemigos de fuera, pero los golpes que más duelen son los se dan dentro de casa; y, al parecer, en el gobierno municipal han logrado infiltrarse quienes están acostumbrados a organizar “cenas de negros”, o sea, que son cizañosos, y que apoyan de esta forma para lograr fines propios, o de terceros, a cambio de dinero y/o de puestos públicos.
Los enemigos dentro de casa están dispersados en varias dependencias, pero se sirven de las redes y con “apoyo” de algunos comunicadores, así como de seudoperiodistas.
El efecto es negativo, y no solamente para la Alcaldesa y su gobierno, sino para la población en general, porque la campaña de desestabilización desgasta el aparato gubernamental, ya que aunque se dan pasos y aciertos hacia adelante, también hay pasos para atrás; y de no encontrar la manera de deshacerse de la cizaña dentro de la misma “parcela”, este Gobierno puede quedar estancado y no avanzar de manera sustancial.
Tampoco ayuda que, en un momento en el que se pregona que están alineados los tres poderes de Gobierno, al ser originarios del mismo partido, Morena, en realidad están divididos.
Esperemos que, en vez de que continúe ocurriendo este “canibalismo político” en los diversos órdenes de Gobierno, sus titulares recapaciten y se sincronicen, para lograr lo que ninguna de las anteriores administraciones públicas pudieron lograr en tan solo un periodo conjunto.
La palabra la tienen, pues, la alcaldesa y la gobernadora. Y nadie más.