Australia y Nueva Zelanda enviaron aviones militares a Tonga para evaluar los daños en este remoto país del Pacífico Sur causados por la violenta erupción el sábado del volcán submarino Hunga Tonga Hunga Ha’apai, que provocó un tsunami.
Desde la erupción del Hunga Tonga Hunga Ha’apai “no se registra actualmente actividad volcánica y el volcán no expele cenizas. Las cenizas que persisten alrededor de Queensland son de una erupción previa”, dijo una portavoz de la Oficina Australiana de Meteorología.
Las autoridades de Tonga, en donde ya se restableció el servicio de electricidad pero sigue incomunicada en varias partes del territorio, también han enviado buques de la Armada a las zonas más remotas de este archipiélago de 169 islas para evaluar los daños dejados por la erupción del volcán y el tsunami.
“En las próximas horas y días tendremos un panorama más claro de la situación en Tonga, así como del resto de territorio del Pacífico Azul”, dijo este lunes en un comunicado el presidente del Foro del Pacífico, Henry Puna.
Por su lado, la legisladora neozelandesa Jenny Salesa, de origen tongano, dijo que habló anoche con un grupo de ministros metodistas de su país, quienes le informaron que “uno de los mayores problemas que afrontan es el daño al sistema acuífero y de hecho, no todos han podido proteger algunos de los tanques de agua en los que recolectan la lluvia”.
“Hay 169 islas, 26 de ellas deshabitadas, y no tenemos información de ninguna isla”, precisó la legisladora en una entrevista este lunes con Radio New Zealand, al referirse a la situación en el remoto archipiélago del Pacífico Sur, en donde aún se desconoce el número de víctimas y damnificados.
La atronadora erupción del Hunga Tonga Hunga Ha’apai, un volcán submarino con un amplio historial de actividad y ubicado entre dos islotes -que a veces quedan unidos por la ceniza acumulada entre ambos-, pudo escucharse a cientos de kilómetros de distancia.
Otras naciones vecinas del Pacífico como Fiyi, Vanuatu y Samoa también registraron el embate de olas de hasta dos metros de altura y, tras cancelar la alerta, todavía mantienen un aviso en caso de emergencia sobre las áreas costeras.
A diferencia de los tsunamis provocados por terremotos, donde las placas tectónicas descargan su fuerza y es improbable que se repita un segundo tsunami, el volcán podría volver a registrar una violenta erupción que crearía otra feroz marejada.
La explosión y el consiguiente tsunami produjo fuertes oleajes e inundaciones en puntos tan distantes como Perú, en donde dos mujeres murieron por el fuerte oleaje.