* Por Francisco Ruiz *
Semanario Balún Canán/ TIJUANA, B. C., (SBC).- En esta ocasión, sirva este espacio como portavoz de las preocupaciones que compartió un conciudadano con relación al área de urgencias del hospital del ISSSTECALI ubicado en la colonia El Mirador de Tijuana. El denunciante pudo atestiguar las pésimas condiciones en que se encuentra el nosocomio: asientos oxidados, paredes con moho, piso sucio y falta de personal, entre otras. Por lo que, hacemos un respetuoso llamado a la autoridad para que brinden especial atención a este sector, el cual, por tratarse de la salud, debe ser prioritario.
El Abrazo de Acatempan significó la integración de dos bandos, hasta ese momento, contrarios. Así, los insurgentes comandados por Vicente Guerrero, y los realistas encabezados por Agustín de Iturbide, sumaron esfuerzos para consumar la independencia de nuestro país en 1821. Evidentemente, no todo fue miel sobre hojuelas. Por el contrario, Vicente Guerrero se resistía a ese pacto, ya que, como era natural, desconfiaba de Iturbide, pues, además de haber sido enemigos, Iturbide era particularmente pragmático y le encantaba llevar ventaja.
Parecería que dicho capítulo se revivió hace unos días, dado que el presidente López Obrador, de una manera más que calculada, forzó a la gobernadora de Baja California y a la presidente municipal de Tijuana a fundirse en un abrazo. A diferencia de lo sucedido hace 200 años, el Abrazo de Tijuana ocurrió entre dos correligionarias, aunque de diferentes corrientes y distintos padrinos. Lo que sí se replicó fue la suspicacia, las sonrisas farisaicas y la obediencia a un interés superior, sólo que en este caso fue el interés del primer mandatario.
Alegando que tenía la obligación de asistir a la mesa de trabajo en la que tratarían el grave problema de inseguridad que se padece, así como al tema de protocolo, la presidente municipal de Tijuana dejó plantados a los regidores. El primer argumento es completamente válido, sin embargo, podría haber atendido la reunión de seguridad y después cumplir con su obligación de acudir a la sesión de Cabildo. Habría que recordarle que el propio Andrés Manuel ha señalado que nada ni nadie está por encima de la ley, ni siquiera él. Ojalá que, para la próxima, la alcaldesa anteponga su responsabilidad como funcionaria a su interés por quedar bien con el presidente.
El zipizape inició con la evidente violación del marco legal que regula a la administración pública municipal. Desde el artículo 115 constitucional hasta el Reglamento Interno y de Cabildo fueron ignorados por la alcaldesa, quien aspiró a imponer su santa voluntad. Afortunada y oportunamente, diez regidores que sí conocen la normatividad vigente conminaron a la primera edil a conducirse con estricto apego a la ley. Así lo dejó en claro el regidor Juan Carlos Hank, quien señaló: “a nosotros nos eligió la ciudadanía para cumplir la ley y hacer que se cumpla”.
Lo irónico de este asunto es que la alcaldesa estudió y practicó el derecho, además de haber sido legisladora local, por ello prefiero pensar que fue un resbalón a un atentado premeditado contra la norma. Finalmente, los munícipes lograron estabilizar la situación y lograron el consenso. Personalmente, aplaudo el actuar de los regidores, pues, contrario al intento por imponer una decisión arbitraria y escudarse con un discurso populista, mostraron una decisión apegada a derecho.
Para titular esta entrega, hice mías las palabras que la periodista Carmen Aristegui le dedicó al presidente, solo que esta vez van dirigidas al exgobernador efímero de Baja California: ¡sereno, moreno!. Ya fue suficiente con dos años de excesivo protagonismo, ya es momento de que deje gobernar e intentar solucionar lo que él no logró y lo que mal hizo.