Esto ocurre antes de la publicación de un informe de inteligencia estadounidense sobre los orígenes del virus.
En mayo, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ordenó una investigación de 90 días para determinar si el virus de covid-19 había surgido tras un accidente de laboratorio o emergió por el contacto humano con un animal infectado.
Hasta entonces, la teoría de la “fuga de laboratorio de Wuhan” había sido descartada por la mayoría de los científicos como una teoría de conspiración marginal.
Pero ahora que está previsto que se publique el informe, China ha pasado a la ofensiva.
En las últimas semanas, fuentes chinas han estado amplificando una afirmación infundada de que el virus de covid-19 se creó en EE.UU.
Para propagar la información se ha utilizado todo tipo de cosas, desde música rap hasta publicaciones falsas en Facebook.
Según los expertos, los esfuerzos de propaganda han tenido éxito en convencer a la audiencia nacional china en ser escéptica con las críticas internacionales sobre el papel de China en la pandemia de covid-19.
Pero agregan que esto ha logrado poco para legitimar a China ante el mundo exterior.
¿Cuáles son las acusaciones?
Es posible que la mayoría de los estadounidenses nunca hayan oído hablar de Fort Detrick, pero se está convirtiendo en un nombre familiar en China.
Los propagandistas chinos promueven una conspiración que sugiere que el coronavirus se produjo y se filtró de la instalación militar en Frederick, Maryland, a unos 80 kilómetros al norte de Washington D.C.
La base fue anteriormente el centro del programa de armas biológicas de EE.UU. Actualmente alberga laboratorios biomédicos que investigan virus como el ébola y la viruela.
Su complicada historia ha provocado especulaciones en China.Una canción de rap del grupo nacionalista chino CD Rev sugiere que el laboratorio está tramando conspiraciones perversas y recientemente fue respaldada por Zhao Lijian, el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China.
“Las rimas de la canción: ‘Cuántas conspiraciones salieron de su laboratorio /Cuántos cadáveres colgando una etiqueta /Qué escondes /Abre la puerta Fort Detrick’ son raras, pero su sentimiento ‘dice lo que uno piensa'” escribió Zhao en un tweet en agosto.
Zhao, conocido por su estilo agresivo de diplomacia, ha jugado un papel importante en la difusión de la teoría del “origen estadounidense” del coronavirus.
Varios tweets de su cuenta el año pasado llamaron la atención sobre Fort Detrick.
“¿Qué hay detrás del cierre del laboratorio biológico en Fort Detrick?” escribió en julio de 2020. “¿Cuándo invitará EE.UU. a expertos para investigar el origen del virus en EE.UU.?”.
En los últimos meses, diplomáticos chinos basados en varios países se han sumado a las declaraciones de Zhao.
Y la emisora estatal china CCTV incluso emitió un informe especial de una hora titulado “La oscura historia detrás de Fort Detrick”, que se centra en brechas de contención en el laboratorio en 2019, y refuerza las afirmaciones de que la seguridad en el laboratorio es negligente, las cuales son repetidas por funcionarios chinos y medios estatales.
Un hashtag relacionado ha tenido más de 100 millones de visitas en Weibo, el equivalente de Twitter de China.
“Vemos una campaña más sostenida que involucra cuentas más numerosas y distribuidas geográficamente para promover la narrativa” sobre Fort Detrick, dice Ira Hubert, analista investigador senior de la firma de analítica social Graphika.
Otra teoría popular, impulsada por el tabloide nacionalista Global Times, intenta conectar los orígenes del virus con un experto en coronavirus de EE.UU., el doctor Ralph Baric, y los investigadores de Fort Detrick.
El periódico sugirió que Baric creó un nuevo coronavirus que infecta a los humanos, y cita un artículo que el investigador basado en Carolina del Norte coescribió sobre la transmisión del virus de los murciélagos publicado en Nature Medicine.
La revista, en una nota del editor, dijo que está al tanto de que el documento se estaba utilizando para difundir la teoría falsa, pero esa nota no se incluyó en el informe del Global Times.
El periódico también lanzó una petición en línea pidiendo a los internautas chinos que firmen una carta abierta exigiendo una investigación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre Fort Detrick.
La gente podía “firmar” la carta con un solo clic y, según los informes, el pedido reunió más de 25 millones de “firmas”.
Propaganda de Suiza a Fiji
Los expertos dicen que Pekín está tratando de involucrar a audiencias no chinas en la disputa sobre los orígenes de covid-19 para enturbiar aún más la situación.
Un claro ejemplo ocurrió en julio, cuando los medios de comunicación estatales chinos comenzaron a informar sobre las críticas escritas en una publicación de Facebook de “Wilson Edwards”, un usuario que afirmaba ser un científico suizo.
El “señor Edwards” argumentó que Washington estaba “tan obsesionado con atacar a China sobre el tema del rastreo del origen que se muestra reacio a abrir los ojos a los datos y hallazgos”.
Pero la embajada de Suiza en China declaró más tarde que no existe un registro de un ciudadano suizo con ese nombre, e instó a los medios chinos a eliminar los informes de “noticias falsas”.
Los expertos creen que “Wilson Edwards” probablemente no existe y que es un perfil de propaganda ficticio.
Su página de Facebook se lanzó el día en que escribió la publicación sobre covid-19.
Una nueva cuenta de Twitter con el nombre de “Wilson Edwards” también tuiteó el mismo mensaje ese día.
La historia de “Wilson Edwards” parece haber sido reportada por primera vez a través de un oscuro medio bilingüe anglo chino con sede en Fiji, Voice of South Pacific.
Aunque no está claro si Voice of South Pacific cuenta con el respaldo del Estado chino, su aplicación móvil está desarrollada por una subsidiaria de la agencia de noticias estatal, China News Service, el primer medio de comunicación estatal chino que informó sobre las afirmaciones de Edwards.
La BBC descubrió que incluso antes de que la publicación de Edwards en Facebook atrajera la atención de los medios, había sido compartida por cientos de cuentas de Facebook que afirman tener su sede en el sudeste asiático, por ejemplo, “Eastman Tyla” en Malasia y “Tyree Schmidt” en Indonesia.
“Tyla” y “Schmidt” también hicieron circular una lista larga e idéntica de noticias a favor de China en sus páginas de Facebook, elogiando el manejo de la pandemia por parte de Pekín.
No hay evidencia concluyente sobre quién opera estas cuentas de redes sociales, y a menudo citan directamente frases utilizadas por los portavoces estatales de China o de los principales medios de comunicación estatales chinos.
Y Graphika, la firma de analítica social, ha identificado una red de cuentas falsas y encubiertas a favor de China en Twitter, Facebook y YouTube que han sido amplificadoras importantes de la teoría de Fort Detrick.
¿Qué dice esto sobre la propaganda de China?
La reciente campaña de influencia global de China sobre covid-19 quizás no le ha ganado al país muchos nuevos amigos en el extranjero, pero los analistas dicen que ha tenido éxito en convencer a la audiencia nacional.
“En su mayor parte, la mayor preocupación [del gobierno chino] es la legitimidad interna”, le dijo a la BBC la profesora asistente de comunicación global de la Universidad Estatal de Georgia, Maria Repnikova.
Más diplomáticos chinos han aparecido recientemente en Twitter, el cual está prohibido en el país, pero sus mensajes combativos parecen apuntar a una audiencia nacional.
La profesora Repnikova indica que China durante años ha difuminado los límites entre la propaganda interna y externa, pero esta estrategia no está exenta de riesgos ya que los mensajes externos menos efectivos podrían ejercer presión sobre las relaciones exteriores de China.
Mientras tanto, los medios estatales chinos están seleccionado más fuentes extranjeras, y los blogueros de video extranjeros han desempeñado un papel cada vez más destacado en la campaña de desinformación de Pekín.
Estos esfuerzos apuntan a “legitimar a China desde el exterior”, según la profesora Repnikova.
El aumento de elementos extranjeros en la campaña de desinformación de China señala un cambio en la estrategia de propaganda de Pekín.
“No se trata solo de contar una historia”, dice la profesora Repnikova, “se trata de crear una historia”.