Después de 15 meses de que la pandemia de coronavirus transformó a Las Vegas, Estados Unidos (EU), de un espectáculo extravagante a un pueblo fantasma, la “Ciudad del Pecado” está de regreso.
Los turistas llegan a raudales de nuevo, los ingresos por apuestas han alcanzado un máximo histórico, la franja famosa The Strip de Las Vegas estrena un casino por primera vez en una década y los conciertos empiezan a realizarse en un estadio nuevo.
La vicepresidenta de EU, Kamala Harris visitó la ciudad ayer en lo que la Casa Blanca llama la gira para “Unir a Estados Unidos de nuevo”, la cual celebra el progreso contra el virus.
Sin embargo, ese progreso se encuentra bajo amenaza. Nevada registró esta semana la tasa de nuevos contagios de COVID-19 más alta de EU, las hospitalizaciones van al alza de nuevo y la variante delta, altamente contagiosa, se ha convertido en la forma más prevalente del virus en ese Estado, lo que da el carácter de urgente a la campaña de vacunación a nivel estatal.
En los últimos 15 días, la tasa de Nevada de 190 nuevos contagios por cada 100 mil habitantes ha sido superior que las de Missouri, Arkansas y Wyoming -todos ellos estados con niveles menores de vacunación- y el laboratorio de salud pública estatal detectó la variante delta casi en la mitad de los casos de COVID-19 que analizó.
Además, el número de pacientes hospitalizados con el virus ha aumentado 33% en la última semana, de acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés), aunque los niveles están muy por debajo de los registrados en diciembre, cuando los hospitales se hallaban cerca de su máxima capacidad.
