Miles de griegos celebraron este miércoles manifestaciones y huelgas por segunda vez en una semana en contra de un controvertido proyecto de ley laboral que debe aprobar el Parlamento a lo largo de la jornada.
Los transportes públicos de Atenas, las conexiones marítimas con las islas griegas así como numerosos servicios públicos estaban detenidos o cerrados este miércoles para protestar contra esta ley que prevé flexibilizar la jornada laboral y limitar el derecho a huelga. Además, más de 7.000 personas se manifestaron en la capital por la mañana, según la policía, y hay otras concentraciones previstas por la tarde. El primer ministro griego Kyriakos Mitsotakis defiende que esta reforma es “profundamente favorable al crecimiento” y se alinea con las normas europeas en un país donde, según él, uno de cada cuatro trabajadores no está completamente declarado actualmente.
La nueva ley permite la flexibilidad horaria, autorizando las jornadas de diez horas, establece normas para el teletrabajo, mejora la prevención contra el acoso sexual o las condiciones de las bajas parentales. Al mismo tiempo impone un servicio mínimo en las huelgas en el sector público y responsabiliza penalmente a los sindicatos, con posibilidad de multas, de su incumplimiento.
El secretario general del partido comunista Dimitris Koutsoumbas aseguró que la reforma legaliza una especie de “jungla” en el trabajo donde los empleados estarán “totalmente sin defensa”. La semana pasada, 16.000 personas participaron en diferentes concentraciones organizadas en Atenas por sindicatos y partidos de oposición contrarios a esta reforma.