Bachar al Asad es reelegido como presidente de Siria con el 95% de los votos

El presidente sirio, Bachar al Asad, ha vuelto a ser reelegido en las urnas para un cuarto mandato con el 95 % de los votos, afianzando su posición tras más de dos décadas consecutivas en el poder, la última de ellas de conflicto armado que amenazó con poner fin a la hegemonía de la familia en Siria desde los años 70.

Al Asad, también comandante de las Fuerzas Armadas, ha sobrevivido a la Primavera Árabe y a años de guerra, logrando desde 2016 retomar militarmente la mayor parte del territorio sirio con ayuda de su aliada Rusia y las milicias chiíes iraníes y libanesas que le apoyan.

En 2011, una revuelta popular contra su régimen le hizo tambalearse, pero el dirigente aplacó por la fuerza a sus detractores en las calles y siguió haciéndolo por la vía militar cuando la situación se tornó en un conflicto abierto.

Oftalmólogo de profesión, Al Asad también ha resistido ante otros reveses que han afectado a su vida personal en los últimos años.

Su mujer, Asma, superó recientemente un cáncer del que poco se ha hecho público, mientras que la familia y su entorno han sido objeto en el último año de una larga lista de sanciones por parte de Estados Unidos al amparo de la denominada Ley César.

Con su victoria en las urnas, Al Asad se revalida en el poder una vez más sorteando un creciente descontento popular por la grave crisis económica y la escasez de productos básicos en Siria, que ha llevado al 60 % de la población a sufrir inseguridad alimentaria, según datos de la ONU.

LA LLEGADA AL PODER

Nacido el 11 de septiembre de 1965 en Damasco, Al Asad estudió medicina y se especializó en oftalmología en la capital siria y Londres, donde cursó un postgrado.

Su destino cambió en 1994, cuando fue llamado por su padre, el entonces presidente Hafez al Asad, tras la muerte de su hermano mayor Basel, el primogénito, en un accidente de tráfico. A partir de entonces, Bachar ascendió en la carrera militar con el apoyo de su padre que le preparó para heredar el poder.

Después de la muerte de su progenitor, que gobernó durante casi tres décadas tras acceder a la jefatura de Estado con un golpe, fue declarado presidente por el Parlamento tras un referéndum popular en el que recibió una aprobación del 97.29 por ciento.

Tras su toma de posesión, se pensó que iba a dar un giro democratizador y reformista en Siria, pero menos de un año después las esperanzas de apertura se vieron frustradas y fueron arrestados numerosos activistas y opositores.

En 2007, Al Asad renovó su mandato por otros siete años en otro referéndum en el que obtuvo el 97.62 % de los votos y estrechó más el cerco sobre sus detractores.

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