Después de que hasta 10 mil personas cruzaran de Marruecos a Ceuta, las autoridades del enclave norafricano español se preguntaron qué hacer con cientos de niños marroquíes, desorientados y alejados de sus padres.
“Cuentan que venían a Ceuta de excursión, a ver un partido de futbol con Cristiano Ronaldo”
“No estamos en disposición aún de decir cuántas personas entraron en Ceuta. Se estima que fueron entre ocho mil y 10 mil, y parece que seis mil 600 han regresado a Marruecos”, la mayoría expulsados por la policía española, dijo el viernes la vicepresidenta de la ciudad española, Mabel Deu.
La mayoría de esos migrantes llegaron a nado, y otros en embarcaciones hinchables. Fuentes del gobierno apuntan a que dentro del total había mil 500 menores de edad.
El 21 de mayo, Ceuta tenía 438 niños y adolescentes a su cuidado en dos centros, y estaba ya preparando un tercero, detalló Mabel Deu, reconociendo que había aún “bastantes cientos de personas deambulando” por la ciudad.
Los menores registrados en esos centros están alimentados y vestidos, y pueden quedarse en ellos tras ser sometidos a un test de COVID-19, pero muchos otros durmieron al raso en parques y portales de edificios, sin dinero y hambrientos.
Muchos vinieron solos y otros cruzaron la frontera con amigos o hermanos mayores. En su gran mayoría son muchachos, adolescentes o de veintipocos años.
“Cuentan que venían a Ceuta de excursión, a ver un partido de futbol con Cristiano Ronaldo”, añadió Deu, quien acusó a las autoridades de Marruecos de orquestar en perjuicio de sus propios niños “una manipulación agresiva”, a fin de que afluyeran al enclave.
“No podemos soportar esta carga”
Las autoridades ceutíes admitieron estar desbordadas por las llegadas y apelaron a la solidaridad de las 17 regiones que componen España.
“No podemos soportar esta carga, son muchos niños y la única solución es el reparto entre el resto de las comunidades autónomas”
“No podemos soportar esta carga, son muchos niños de los que ocuparse, y la única solución es el reparto entre el resto de las comunidades autónomas”, dijo a Radio Nacional de España Carlos Rontomé, vicepresidente segundo de Ceuta.
El llamado tuvo efecto. Varias regiones españolas acordaron acoger a 200 menores no acompañados que se encontraban en Ceuta antes de esta crisis, lo que permite liberar espacio para los recién llegados.
“La solución no puede recaer únicamente” en Ceuta; “es el conjunto del país el que debe afrontar el problema, y siempre atendiendo al interés superior del menor”, argumentó la ministra española de Derechos Sociales, Ione Belarra.
“Esta medida puede servir para aliviar la presión inmediata en el sistema asistencial de Ceuta, al tiempo que ofrece una mejor atención a estos niños”, indicó a AFP Carmela del Moral, de la ONG Save the Children.
“Trabajar como limpiador”
Y es que las oenegés también se vieron desbordadas.
“Si seguimos con este ritmo, es imposible: ninguna ONG, ni el Estado español ni cualquier Estado europeo podría aguantar semejante cantidad de gente”, dijo Abdesalam Mohammed Hussein, jefe de la ONG local Alas Protectoras.
“Es imposible: ninguna ONG, ni el Estado español ni cualquier Estado europeo podría aguantar semejante cantidad de gente”
“Aportamos alimentos y ropa de abrigo, pero no podemos cubrir a todos porque son muchísimos”, añadió.
Muchos menores dicen que sus padres no tienen ni idea de dónde están.
“Mi madre debe de estar muy preocupada”, cuenta Omar Luriaghri, que a sus 16 años se encargaba en su pueblo natal de trabajar para alimentar a su madre y sus cuatro hermanos menores.
“Mi madre no tiene teléfono porque somos pobres. Francamente, mi sueño aquí es trabajar como limpiador”.
Línea especial para niños perdidos
De momento, las autoridades de Ceuta tratan de localizar a los padres en Marruecos y para ello abrieron una línea especial para las familias, que en las primeras 24 horas recibió más de cuatro mil 400 llamadas.
“Hay equipos que están trabajando mañana, tarde y noche para hacer esa búsqueda y esa entrega inmediata a su familia, porque así quieren los progenitores y así quieren los menores”, dijo Mabel Deu.
“Muchos de ellos desde el primer día que se acogieron estaban llorando y queriendo volver a su hogar”.
Los que peor suerte han corrido se desesperan en las calles de esta ciudad española. El 21 de mayo, la policía tuvo que reanimar a un joven marroquí que había intentado suicidarse colgándose del cuello con un cable metálico en pleno paseo marítimo.