Después de más de siete horas de discusión, y luego de haber desestimado una por una las reservas que presentaron los partidos de oposición, el Senado de la República aprobó en lo general y en lo particular las reformas a la Ley de Hidrocarburos, que buscan echar atrás, en los hechos, la reforma energética de 2013.
Entre aplausos, gritos de ¡Viva México! y rechiflas que sonaron a través de las pantallas de computadoras y teléfonos portátiles, los legisladores de Morena y el Partido del Trabajo (PT) celebraron la aprobación del nuevo paquete de reformas que, entre otras, castiga el “huachicoleo” al retirar la autorización de venta de combustible a las gasolineras que compren combustible contrabandeado, y revocar permisos a quienes vendan litros incompletos de gasolina.
Además, faculta a la Secretaría de Energía y a la Comisión Reguladora de Energía (CRE) de intervenir u ocupar instalaciones de centros donde se almacene o se comercialicen los combustibles; y de asegurar que puedan suspender los permisos expedidos cuando se prevé un peligro inminente para la seguridad nacional, la seguridad energética o para la economía nacional.
También se plantea la obligación de los permisionarios de demostrar, previo al otorgamiento de permisos, que cuentan con la capacidad de almacenamiento mínimo de cinco días.