TIJUANA BC (SBC).- El problema del Presidente Andrés Manuel López Obrador, no es que haya durado tanto tiempo para terminar su carrera, sino qué pasó de noche por la Universidad y nunca entendió ni participó en los procesos de vinculación de la Universidad con el Pueblo.
Las generaciones de universitarios, de nuestra época a la que pertenece el Presidente, aprendimos “que la realidad es la fuente básica del conocimiento científico” por lo que nuestra formación estuvo íntimamente ligada con el Pueblo y sus procesos sociales.
Junto al Pueblo aprendimos y nos complementamos.
Aprendimos el valor de la organización y la participación comunitaria que vinculada con profesionales y técnicos con formación y sentido social, potencializa la inversión, fomenta la cohesión social, le da sentido de pertenencia e identidad a la comunidad, permite que la gente recupere la esperanza y fortalece en el territorio la gobernabilidad y la estabilidad social.
El Presidente al descalificar la participación de los Profesionales y Técnicos y al hacerlo lo primero que hace es auto descalificarse, porque en su caso, no existen antecedentes de experiencias que haya tenidos durante su paso por la Universidad con luchas o procesos sociales, mucho menos con las luchas que miles de universitarios brindamos por transformar nuestros planes y programas de estudios para vincularlos a la realidad social, por eso es que dice tanta incoherencia en este tema.
El propio Salvador Allende, señalaba, la importante labor de los profesionales y técnicos y su acompañamiento a los procesos de transformación y cambio social, en aquellos discursos memorables que nuestra generación escuchó con respeto y admiración.
Quizá por ello su aversión al debate, al diálogo razonado o cuando menos al intercambio de experiencias y opiniones con profesionales de las distintas áreas del conocimiento. Inclusive, quizá por eso, su reiterada actitud de rechazo a la información que le brindan los responsables de las propias dependencias de su gobierno, a quienes en público descalifica con la tan llevada y traída frase “yo tengo otros datos”.
Su zona de confort es el púlpito, en donde el único discurso que se pronuncia y se escucha es el del Presidente, en las famosas mañaneras que, teniendo originalmente el propósito de informar a la población, se han convertido en monólogos deshilvanados, donde la autocrítica no existe ni por asomo, y han devenido en una versión remasterizada de los programas “pare de sufrir”.
Los retos que enfrentamos como sociedad, nos necesita a todas y todos, a jóvenes y viejos, a mujeres y hombres, a ciudadanos con partido político o sin él, a creyentes y a ateos, a liberales y conservadores, a profesionales de todas las áreas del conocimiento, a trabajadores de todas las industrias, comercios y servicios.