La pandemia del nuevo coronavirus amenaza ser el tiro de gracia para la precaria y frágil edición independiente en México, sostiene Diego Rabasa, integrante del consejo editorial de Sexto Piso, a propósito de la campaña de apoyo que lanza el sello en conjunto con Almadía y Ediciones Era.
En entrevista con La Jornada, dice que el sector del libro está en crisis y será muy difícil enfrentarla si no lo hacemos de manera cohesionada. Este momento tiene que ser un llamado de urgencia no sólo para que los proyectos existentes sobrevivan, sino para difundir que en el sector existe rezago y un problema gravísimo que hay que atajar.
Circula un video lanzado por los tres sellos en los que escritores como Eduardo Antonio Parra, José Gordon, Brenda Navarro, Bernardo Esquinca y Verónica Gerber, así como traductores, empleados de esas empresas y lectores llaman a apoyar a las editoriales.
El director general de Almadía, Guillermo Quijas, explica que su principal dificultad ahora es el cierre de librerías, el canal más importante de promoción de nuestros títulos. No tenemos gran capacidad de distribución ni libros comerciales que se puedan vender en plataformas muy grandes como la de Sanborns. La venta de libros electrónicos o en línea ni siquiera llega a 10 por ciento de los ingresos generales.
La campaña Dependientes de Lectores –cuyo lanzamiento reportó ayer este diario– es para que las personas nos ayuden a generar algunos ingresos que nos permitan operar estos meses y los venideros, para que no se pare la producción de nuestros títulos.
Lo que recauden en la iniciativa de fondeo (https://donadora.org/campanas/almadia-era-sextopiso), dice Quijas, se repartirá a partes iguales entre las tres editoriales independientes. Esperan recibir 2 millones de pesos en suma. Además, realizarán una serie conjunta de mesas de trasmisión virtual y crearán un mapa de librerías junto con acciones para ayudar a reactivar las operaciones de las librerías en cuanto sea posible.
Prevé una afectación muy fuerte en la industrial editorial, como en las recreativa y creativa, y muchas otras. Todas las editoriales están haciendo una reducción cuando menos de 50 por ciento de sus planes de edición para este año.
Ventas en línea, insuficientes
El editor Diego Rabasa afirma que los tres sellos enfrentan una problemática similar. Proyectos como los nuestros operan con márgenes muy estrechos. No aspiramos a tener libros superventas que cambien las hojas de balance. Si vendes 3 mil o 50 mil ejemplares las cuentas son muy distintas.
Destaca que en los tres sellos “tenemos operaciones muy caras porque son procesos muy cuidados. Apostamos por libros que tienen dimensión de objetos que nos parece muy importante conservar. Cuidamos el diseño de las portadas, el papel y las cajas tipográficas. Un justo homenaje al contenido que ponemos en manos de los lectores.
Diego Rabasa concuerda con Guillermo Quijas en que las ventas en línea son insuficientes para mantener las estructuras editoriales medianas de Era, Almadía y Sexto Piso.
Normalmente, los márgenes de utilidad suelen estar entre cinco y 10 por ciento. Los flujos de efectivo suelen ser muy lentos. Trabajamos en consignaciones. Después de 90 o 120 días la librería te dice cuánto se vendió; a partir de ahí te paga a los 60 o 90 días. Empiezas a recibir dinero 180 o 210 días después por un libro que ya pagaste, cuando la cadena funciona bien. Lleva un tiempo sin hacerlo.
Rabasa refiere que las cadenas del Estado, Educal y Fondo de Cultura Económica, tuvieron dificultades económicas el año pasado que restringieron los montos de pago. “Las cadenas privadas comenzaron a tener retrasos en los pagos y políticas de devolución muy grandes. El cierre de 2020 vuelve inviable mantener la operación y los puestos de trabajo.
Sobre todo ahora que han dejado de existir los programas de gobierno de antaño como Biblioteca de Aula o los convenios de coedición con la Secretaría de Cultura, con más razón las editoriales viven de lo que se vende en librerías. Si están cerradas, no hay forma de tener flujo de caja.
Escaparate mundial de autores
La finalidad de esta conjunción es no despedir a nadie, poder pagar a nuestros autores, traductores y correctores, que muchos de ellos viven en condiciones muy precarias, para poder atravesar esta pandemia y seguir ofreciendo a nuestros lectores los libros que hacemos.
Hace énfasis en que la literatura mexicana desde hace unos años “ha congregado la atención de editoriales en otras partes de mundo. Hoy se traducen muchos más mexicanos que en cualquier otro momento de la historia. Prácticamente, la totalidad de ellos fueron publicados primero por editoriales independientes, como es el caso de Fernanda Melchor, Emiliano Monge, Valeria Luiselli, Antonio Ortuño, Daniel Saldaña y Brenda Navarro.
Si ves los catálogos de editoriales jóvenes como Dharma Books o Antílope, entiendes que hay una actitud y una propuesta estética y literaria diferente a aquella de un gran grupo editorial como Random House y Planeta, o editoriales más longevas como Anagrama o Tusquets.
Diego Rabasa menciona que se trata del primer paso de un trabajo a mediano plazo que puede incorporar a otros sellos y librerías. Todo el sector está en crisis y, si no lo vemos de manera cohesionada, como todo el sector del libro, va a ser muy difícil que puedan sobrevivir estos proyectos editoriales independientes, que son los que realmente tienen propuestas con valores literarios y culturales más arriesgados y diversos.