TIJUANA BC (SBC).- La contingencia causada por la pandemia del Coronavirus ha producido una nueva ola de consumo de productos desechables, especialmente en el sector salud, donde son clave para mitigar la propagación de la infección viral, por lo que la separación de residuos es aún más vital que antes.
Así lo consideró el ingeniero bioquímico José Carmelo Zavala Álvarez, fundador del Centro de Innovación y Gestión Ambiental (CIGA, quien alertó que después de muchos intentos por reducir su consumo, los desechables podrían haber vuelto para quedarse, porque la actual pandemia demuestra que el futuro podría estar gobernado por microorganismos y virus.
“A los productos desechables tenemos por lo menos unos diez años acusándolos de la contaminación general, pero especialmente del océano, por sus características intrínsecas de no biodegradables y por ser de un solo uso, sin hacernos responsables ni reconocer que el problema está en su manejo, en que los tratamos como mera basura”, destacó.
La clave está en el manejo postconsumo, remarcó, hoy todavía más, porque en varios sectores hay una ola de consumo de desechables, como en el sector salud, donde son clave para mitigar la propagación de la infección viral, pero también en el sector de alimentos, donde sobrevivirán los restaurantes que puedan vender “para llevar” usando desechables.
“Y qué decir del gigantesco consumo de desinfectantes de todo tipo, donde los envases y materiales pueden resultar fácilmente residuos peligrosos; toda solución del manejo de residuos pasa por una etapa clave, la separación, esta etapa es más efectiva en términos de la relación costo-beneficio si se hace en el punto de origen de los residuos”, explicó.
Seguro seremos más selectivos en el uso y manejo postconsumo de todos los materiales, especialmente los desechables, porque la separación es clave para aplicar con éxito los conceptos de economía circular, dijo el egresado del Programa de Estudios Avanzados en Desarrollo Sustentable de El Colegio de México y la Fundación Rockefeller (LEAD-México).
En las crisis, complementó, se requieren grandes soluciones para enfrentar grandes problemas, gobierno y sociedad podemos y debemos enfrentar el reto; sólo la separación en el origen puede resolver este viejo tumor, sacar la cuenta completa de los costos para poder tener una economía sana y, por esto mismo, un desarrollo sustentable.
“Como el universo macro, el micro también es inmenso, ambos más allá del entendimiento humano y ambos conceptos nos ubican en nuestra real dimensión, es una paradoja porque somos reservorio, almacén, de millones de microorganismos, nosotros, con nuestro cuerpo y hoy ese micro mundo nos ubica una vez más en nuestro lugar”, explicó.
Los virus, continuó explicando, no sabemos ni cómo clasificarlos en nuestro reducido mundo científico, la definición de “ser vivo” no se las aplican, porque no se pueden reproducir; en el jardín aprendimos que un ser vivo es lo que nace, crece, se reproduce y muere, y así su pequeñez define hoy el rumbo del mundo, nos gobierna, nos ubica.
Teníamos, reconoció el fundador del CIGA, tantas certezas que ahora parecen triviales, tales como aumentar la densidad de las ciudades con desarrollo vertical, transporte público masivo, impacto cultural de la tecnología de la información, modelos de socialización, formas de trabajo presencial, pero los microorganismos o virus podrían gobernar el futuro.
Además, añadió, impulsábamos lo anterior sin cuestionar si esas actividades son esenciales o no, sin cuestionar que son necesidades creadas por un mercado y crecimiento económico que no piensa en los límites; paradójicamente, en un mundo donde está claro que los recursos son finitos, “los límites del desarrollo” son un borroso y olvidado concepto.
Hay muchas más actividades que debemos clasificar como “no esenciales”, advirtió José Carmelo Zavala, preguntémonos cuántas son “necesidades” creadas por la mercadotecnia que estimula el híper consumo, con crecimiento “infinito”, algo absurdo en un mundo con recursos finitos; necesitamos más énfasis en la distribución y no en la producción.
La definición de actividades “no esenciales”, agregó, apenas pincelada por los gobiernos, con un poco de precaución en los alcances sociales y económicos, dejará huella, no seremos los mismos cuando pase esta pandemia, pero podríamos ser los mismos y ello sería irresponsable, debemos meditar las generosas lecciones que nos deja la contingencia.
Nuestra fragilidad, comentó el fundador del CIGA, se hace evidente en la crisis y las lecciones serán muchas, unas ya se manifiestan; la desigualdad hace endeble a todo el sistema y habrá que hacer mayores esfuerzos en la distribución de bienestar, implicando todo el espectro socioeconómico, todo el ecosistema, sacando la cuenta completa.
“Debemos aprender a vivir con menos, desmitificar la propiedad, disminuir las asimetrías, hacer todo lo necesario para no dejar a nadie atrás en educación, en trabajo, que nadie se quede afuera de vivienda, de salud, de bienestar general, de vivir con dignidad humana”, insistió Zavala Álvarez.
Aquí podemos, añadió el maestro en bioingeniería, hacer grandes y sesudas reflexiones sobre el futuro de la humanidad y eso nos dará luz para ir en la dirección correcta, para tener como horizonte el desarrollo sustentable y también para que trabajemos ya en nuestro entorno cercano, en nuestra área de influencia, por limitada o pequeña que parezca.
“Sin mayor trámite, sin mayor pausa, debemos ya poner en acción nuevas prácticas diariamente, una mejor distribución, más equidad, respeto, solidaridad y fraternidad, que nadie se quede atrás, que nadie se quede afuera, en nuestra comunidad, en el vecindario, en la empresa, en la familia, en la escuela, por el bien de todos”, finalizó Zavala Álvarez.