* Como no ocurría en 25 años, abarrotan la “Revu” en “Halloween”
Texto y Fotos: Manuel Villegas
TIJUANA, B. C., (SBC).- Samir estacionó su auto, un sedán oscuro, frente a una carrocería y un local con “maquinitas” en la calle Tercera, dos cuadras abajo de la avenida más transitada del mundo. Apagó el motor, se arrellanó en el asiento, bajó el vidrio, sacó sus afeites e inició un macabro ritual.
De lejos parecía una novicia por el atuendo de blusa y capuchón oscuros y crucifijo al cuello, pero de cerca es una monja barbada y de ojos enrojecidos, que da pavor al verle.
“Soy Valak”, dijo muy convencido, moviendo cabeza y boca como si fuera a agregar un: “Sí señor”, a la autopresentación.
Sentado cómodo, extendido y recostado, el joven distribuye en su rostro una crema blanca que da forma a su caracterización, y en cuestión de instantes y con notoria destreza, en la soledad de aquel auto detenido en la Zona Centro, se ha convertido en un ser demoníaco, similar a la monja que provoca horrores a la pobre vidente que encarna Vera Farmiga en las cintas de “El Conjuro”.
De esta forma, pasadas las 21:20 horas del jueves 31 de octubre, caracterizado y dueño total de su personaje de “La Monja”, Samir se suma a una pléyade de tijuanenses que, literalmente y como no ha ocurrido en los últimos 25 años, abarrotan el Centro Histórico desde la Línea Internacional, el Andador Turístico, la Plaza Santa Cecilia, el Arco y Reloj Monumental, banquetas, comercios, salones de baile y restaurantes de la avenida Revolución, la cual convierten en la avenida de los muertos vivientes, colmada de endemoniados, de bestias y superhéroes, desde la calle Primera hasta la Octava.
Diablos y brujas en “La Revu”
Avenida Revolución. 20:28 horas. Miles de personas, solos, en pareja, en grupo y en familia, junto con los diablos y hechiceras recorren esta noche de jueves la avenida Revolución en Tijuana. Desde la torre de Aguacaliente en el bulevar del mismo nombre, hasta los bares y comercios de la colonia Zona Norte. Lucen oscuros y coloridos disfraces, propios del tradicional festejo de “Halloween” o “Noche de Brujas”.
De cada rincón y comercio, de las esquinas y los autos, desde techos y terrazas, buscan provocar espanto los tradicionales seres que deambulan en esta fecha en busca de dulces o de selfies. Ellos y ellas, jovencitos y mayores, bebés, niños y niñas que, conforme avanzan, son ignorados o acaparan la atención, de acuerdo con el personaje que eligieron y la calidad y detallado del disfraz.
Entre esos centenares de almas en pena, de paseantes en gozo, destaca una solitaria “Catrina” en espera de sus amigos mientras bebe un café. A su lado pasan dos parejas ataviados como “Los Increíbles”, dos “Bob” y dos “Helen”. Ellas quisieran hacerse invisibles, pero no pueden. Se quedan viendo entre los cuatro, sorprendidos por la coincidencia, principalmente las damas. No cruzan palabra y se marchan, cada quien a su aventura.
Por allá, un vampiro carga en hombros a un bebé momia. Por acá, un terrorista con TNT en la cintura pasea a un perro ataviado como “Batman”. Y en el cruce de la Tercera y Revolución, un hombre vestido como La Muerte se deja fotografiar y tomar “selfies” trepado en un monumento propiedad de la Secretaría de Turismo estatal.
Personajes de películas de horror y misterio, héroes con súper poderes, criaturas del manga y de las series, varios “Jokers” y una bien elaborada y maquillada “Maléfica”, gozan esta noche de sus cinco minutos de fama y atención, al pasear por esta antigua y a la vez moderna vialidad de la ciudad, considerada corazón comercial y turístico de Tijuana desde hace un siglo.
Desde la tarde hasta ya entrada la madrugada, con mayor presencia entre las ocho y las once de la noche, es necesario cerrar la avenida y enviar los vehículos por las calles de la avenida Baja California hasta la Octava utilizando vallas y cinta amarilla, con personal de la Policía Municipal en motocicletas y patrullas.
El problema mayor se vive en las bases de taxis de rutas, sobre todo para quienes se dirigen a colonias del Sur y el Este de la ciudad, como Santa Fe y La Gloria, El Refugio y Terrazas, porque había pocos taxis para desfogar las enormes filas de usuarios, incluidos brujas y payasos, bestias y vampiros, momias y otros sustos, que aguardan impacientes el arribo de unidades.
