Por Francisco Ruiz
Tijuana, B. C., (SBC).- En 1986, con la firma de adhesión al Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (GATT, por sus siglas en inglés), México se convirtió en el 92º miembro de la organización y abrió sus puertas al mundo. Para tal efecto se transformaron diversas políticas públicas nacionales, un ejemplo es la autonomía al Banco de México.
Ingresar al GATT es el antecedente inmediato a la negociación, firma y aplicación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Transcurrieron más de cinco años desde el primer acercamiento (1988) hasta la entrada en vigor (1994) de nuestro primer TLC. Dicho instrumento, unido a los ajustes legales y administrativos realizados durante el salinismo, permitieron la consolidación de México como el país con más socios en el planeta.
En 1995, dentro del periodo de Ernesto Zedillo, el GATT evolucionó y se convirtió en la Organización Mundial de Comercio, en ese mismo año México se incorporó a la OMC. Con ello, el Estado mexicano intensificó su agenda internacional y en seis años logró signar cuatro tratados multilaterales y cuatro bilaterales (ocho en total). Mientras, en los doce años de los gobiernos panistas firmaron la mitad: un acuerdo comercial, un tratado multilateral y dos bilaterales.
Luego de los desafortunados sucesos derivados del aborrecido “Error de Diciembre”, Zedillo hizo gala de sus conocimientos técnicos para alcanzar la recuperación económica y generar condiciones favorables que le permitieron heredar un sistema financiero estable a sus sucesores. Gracias a ello, Fox y Calderón gozaron de una solidez interna y de la confianza externa, lo cual los facilitó y favoreció visiblemente en sus intentos de gobierno.
Actualmente existen 1435 acuerdos celebrados por México a nivel global. A lo largo de su administración, Enrique Peña Nieto ha convocado al diálogo con el exterior en distintos ámbitos y dimensiones. Evidentemente, sus mayores esfuerzos se volcaron al intercambio comercial sin menoscabo de los aspectos político, social, académico, artístico, cultural, deportivo, ecológico, tecnológico, etc.
La modernización del TLCAN requiere de un fino tratamiento; es por ello que la formación académica, experiencia profesional y personalidad de los cancilleres Meade, Ruiz Massieu y Videgaray, coinciden con el perfil definido por el Presidente para lograr los resultados deseados ante el mundo, por conducto de la práctica diplomática.
A la fecha, la agenda internacional de México se puede definir proactiva y altamente vigente en los cinco continentes. De continuar así, el cabildeo que se sostiene en miras de fortalecer nuestra sociedad comercial con Canadá y Estados Unidos, obtendrá resultados positivos.
Es posible que las negociaciones vayan más allá de este sexenio, por ello es fundamental asegurar que la siguiente gestión presidencial continúe en la misma dirección, ofreciendo una postura atractiva para el exterior. La confianza, tolerancia, certeza, facilidad de diálogo, capacidad de negociación, así como una amplia y prestigiada experiencia en el terreno internacional, son vitales para lograrlo.
Post Scriptum.- “Ni nuestros hijos ni nuestros nietos verán nunca ese día”, José López Portillo ante el ofrecimiento de un acuerdo comercial con Estados Unidos (1979).
* El autor es maestrando en Comunicación Estratégica para Gobiernos e Instituciones. Contacto: @fcoruhe oteroymestas@gmail.com.