¿Quien administra el reclamo social en Sonora?

Por: César del Pardo Escalante

Hermosillo, Sonora. (SBC).- La falta de manifestaciones en el palacio de gobierno debe ser un signo de preocupación o de admiración; de cualquiera forma esto amerita una delicada observación.

Ni la mejor interpretación marxista de los regímenes bonapartistas, cual revela que; “Este tipo de situación se crea cuando las contradicciones de clase se vuelven particularmente agudas; el objetivo del bonapartismo es prevenir las explosiones”.

Posiblemente quien lea estos párrafos podría pensar que hay la pretensión de una fina ironía como para caracterizar al gobierno de Doña Claudia Artemisa Pavlovich Arrellano.

Veamos; los agravios del pasado reciente (Guardería ABC, Mineros de Cananea, Río Sonora) anexados con los de más allá y más acá, como es la violencia e inseguridad, carestía, falta de vivienda, desempleo, subempleo, extractivismo; vamos pues, la impunidad y frustración.

La situación económica de estado no es diferente al contexto nacional, los indicadores económicos hacen relevancia a la minería, al sector automotriz, a la industria maquiladora y hotelera, el turismo, cuyas ramas más productivas son objeto de simple cortes de caja donde trasciende como parte del Producto Interno Bruto Estatal (PIBE) cuya economía artificial; no tiene nada que ver con la real contabilidad del Producto Nacional Bruto de los vecinos del Norte.

La desatención de la economía nativa (primaria y secundaria) por ejemplo el otrora Granero de México con una superficie de 450 mil hectáreas, con una producción que alcanzaba el 50 % de la producción nacional de trigo no ha evitado sino profundizado una situación deficitaria. Lo mismo con la Uva, la carne de cerdo y camarón productos de exportación por excelencia de Sonora.

Las cuentas alegres de la Secretaria de Economía, presume apoyos a la Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (MiPyMes) afirmando; “representan por el orden del 75% de los empleos en la entidad y es el 52% del Producto Interno Bruto (PIB) que en el Estado de Sonora anda por el orden de los 570 mil millones de pesos aproximadamente”. Lo que esto a simple vista despertaría la siguiente interrogante ¿Cuáles son esas empresas?

Lo cierto que más allá del lenguaje orwelliano, la miseria, la mano de obra barata, los pepenadores, los subempleados (limpiavidrios, cerillitas, paleteros, ambulantes etc.) y el sector trabajador de la economía formal, están por los sueltos, sus prerrogativas sociales que incluso los famosos 116 puntos de la subcuenta del Infonavit no les alcanza si para adquirir un crédito subprime.

A esta situación le agregamos el reclamo social de maestros despedidos y no, mineros, agraviados por la contaminación, un largo etcetera, cuyas organizaciones sociales carecen de total interlocución en el gobierno del estado.

La falta de ruido de un sector importante de sonorenses representados por sus organizaciones naturales en el palacio de gobierno punto central de la atención de reclamo social, indica falta de oficio político que deberá traducirse en una expresión política en este proceso electoral.

Un demagogo, manipulador, cuya esencia a veces es una reproducción grotesca de Aristófanes, es posible no solo esos “atributos” sino que además que ahora exige solicitud de audiencia para su atención sugiriendo que a sus propios superiores el engaño peligroso de supuesto y alejadísimo control social.

Puede ser que la reproducción grotesca de Aristófanes sea simplemente un vulgar cantinflesco; los reclamantes identifican bien a Rafael Gonzalez Borrego y los gobernantes no han volteado para abajo; ahí está la grieta.

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